En territorio comanche

La opinión sobre el Oviedo y el Sporting: El pesimismo se marcha al exilio

Sobre los ataques de optimismo ante la posiblidad de ascender

Pablo González

Pablo González

Ya es oficial. Ya no hay miedo a hablar sin tapujos de ascenso, y encima, a poder ser, de ascenso directo. El pesimismo y la negrura que rodeaban hasta esta temporada a los dos grandes del "fúrgol" asturiano han desaparecido. La nube negra que en los cómics persigue al cenizo de turno se ha posado, por fin, en otras latitudes. Por ejemplo, en Barcelona, y no por el Barça, sino por el todopoderoso Espanyol, que se veía regresando a Primera en enero como casi hizo la última vez que bajó. Pero, amiguinas y amiguinos, esto es la competida, física y, por momentos (demasiados), nada brillante Segunda División.

Por eso escuchar al vicepresidente del Oviedo, Manolo Paredes, decir sin problemas que ve al Oviedo en Primera, y a ser posible sin pasar por la promoción de ascenso, es cuando menos un soplo de aire fresco. Aunque para los amigos de las supersticiones, los de la pata de conejo y el colgante de azabache contra el mal de ojo, lo de verbalizar el deseo de todos los oviedistas da yuyu por eso de que la buena racha se pueda gafar. Ya saben, cada vez que se pronuncia la palabra ascenso, play-off y tal y tal se muere un gatito y un ángel sin sexo pierde las alas. Mientras, a 28 kilómetros, siguen con el asunto de si Varane sale o se queda. Tiene toda la pinta de que las negociaciones para exprimir todo lo que se pueda el limón se alargarán hasta el último segundo, o no. Vaya usted a saber, que sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas, en estos tiempos en los que el pesimismo ha sido enviado al exilio. Y que dure, ¿oyisti, güey?

Suscríbete para seguir leyendo