Opinión | Fútbol es fútbol

Una máxima, dos filósofos y un miedo geométrico

Sobre los despidos de entrenadores, el "caso Rubiales" y Xavi Hernández

1. La máxima de Hawks. Están cayendo entrenadores como si fueran hombres en la canción de "The Weather Girls": altos, rubios, oscuros, delgados, rudos, duros, fuertes y malos. De todo. Pero así como unos se van, otros vienen. Se van Alexander Medina, Garitano, Benítez, Francisco Rodríguez, Sergio, Diego Alonso o Pacheta y llegan Sandoval, Pepe Mel, Claudio Giráldez, Íñigo Pérez, Pellegrino, Quique Sánchez Flórez o Marcelino. Vamos a dar un consejo a los entrenadores que llegan: hagan caso a Howard Hawks. El director de maravillas como "La fiera de mi niña", "El sueño eterno" o "Los caballeros las prefieren rubias" tenía una máxima muy sencilla y eficaz: pon tres escenas buenas y ninguna completamente mala. En el fútbol moderno, la máxima de Hawks garantiza muchos, muchos, muchos puntos. Tres jugadas buenas por partido en ataque y ninguna completamente mala en defensa fueron suficientes para que el Barça, por ejemplo, ganara en el Metropolitano sin agobios. El Real Madrid de Ancelotti juega así. ¿Por qué no el Granada, el Celta o el Sevilla?

2. ¿Aristóteles o Platón? Después de la derrota del Barça ante el Shakhtar, el periodista Ramón Besa escribió un artículo en el que decía que el equipo de Xavi era el bufón de Europa. A Xavi no le gustó ese artículo, y pasó factura después de eliminar al Nápoles en Liga de Campeones. Xavi se equivoca, salvo que sea aristotélico. Según Aristóteles, el cultivo de la tragedia y de la comedia dependen de la manera de ser de cada uno, de forma que un mismo escritor no puede escribir comedia y tragedia. Es decir, si un equipo de fútbol de autor como el Barça escribe una comedia ante el Shakhtar, será incapaz de escribir una tragedia (eso no significa una derrota) en octavos de final de Liga de Campeones ni de disputar una eliminatoria trágica contra el PSG en cuartos de final. El Barça fue un bufón ante el Shakhtar como en otras temporadas lo fue ante el Liverpool (aquel 4-0 en Anfield) o en Roma (3-0), por no hablar del tremebundo 2-8 ante el Bayern de Múnich. ¿Y qué? Platón sostenía que es propio del mismo hombre saber componer tragedia y comedia, y que el con arte es poeta trágico, también lo es cómico. El Barça platónico de Xavi es capaz de escribir una comedia bufa ante un Shakhtar que jugaba en el exilio de Hamburgo y también un grandioso partido trágico en el Estadio Olímpico Lluís Companys en el que se lo jugaba todo a una carta. El enfado aristotélico de Xavi se refuta con la platónica victoria ante el Nápoles. La cuestión es si en la eliminatoria con el PSG veremos a un equipo cómico o a un equipo trágico.

3. Malthus mete miedo. Robert D. Kaplan observa en su sugerente ensayo "El retorno de la Antigüedad" que es posible que Malthus se equivocara cuando decía que si no lo impide algún obstáculo la población crece en progresión geométrica, pero los medios de subsistencia en circunstancias favorables solo lo hacen en progresión aritmética, pero década tras década nos encontramos con un miedo corrosivo a que el economista y geógrafo británico tuviera razón. La vida del ser humano en la Tierra está amenazada por el calentamiento, la contaminación, la reducción de la capa de ozono, la urbanización irregular, la escasez de recursos y el crecimiento demográfico, de modo que ya es imprescindible fijar determinados límites al crecimiento. Donde decimos Tierra, podemos decir fútbol. Es el momento de poner límites al crecimiento de un deporte que no nació para crecer de forma geométrica a partir de unos medios que crecen aritméticamente. Estadios monstruosos, sueldos asquerosos, intermediarios obscenos, negocios indecentes, comisiones, blanqueos, palancas, administración desleal, competiciones en países lejanos a cambio de dinero oscuro, Negreira, registros policiales, camisetas convertidas en anuncios, malversaciones, palcos grimosos, representantes seguidores de Gordon Gekko en la película "Wall Street"… Tierra, trágame.

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