Consejero delegado de Capsa y presidente de la Federación Nacional de Industrias Lácteas

Granda (Siero),

Marián MARTÍNEZ

Pedro Astals, consejero delegado de Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa), afronta el futuro con optimismo, pese a la enorme incertidumbre por los cambios que se producirán en el sector lácteo. Aboga por una estrategia nacional que permita competir con el resto de los países europeos, y mantiene su defensa de fusiones porque el tamaño, en este sector, sí importa. Tras perder la opción de compra sobre Pascual, ahora el piloto de CAPSA, que presenta sus productos con la marca Central Lechera Asturiana, prepara nuevos productos y proyectos, pero descarta salir a buscar otra novia. Ni siquiera del territorio. Un matrimonio con Ilas para crear una gran empresa regional no aportaría nada nuevo al mercado.

-Los últimos datos del Banco de España apuntan que España sale de la recesión ¿Usted ve esa mejoría?

-Las circunstancias siguen siendo igual de duras y difíciles. En verano suele haber una especie de tregua, que dura desde finales de junio hasta principios de septiembre. Será entonces cuando se note el impacto de la subida del IVA, el descenso del salario de los funcionarios... Las previsiones no son tan favorables como pretende el Gobierno. Y lo que dice el Banco de España... Bueno, los adjetivos describen, pero no detallan. Todo depende de las referencias y los objetivos que se tomen para realizar las mediciones.

-Dicen que las crisis suponen oportunidades. A CAPSA le sirvió para cambiar de estrategia...

-El mercado ha cambiado y así es como tratamos de actuar. Al desencadenarse la crisis, el mundo del consumo nos ha puesto en evidencia que el consumidor ha cambiado radicalmente. Es mucho más racional, tiene en cuenta la magnitud de la compra, que se ha vuelto más restrictiva, más frecuente y selectiva. Se compra sólo aquello que se necesita y con menos atención a la referencia y mucha más al precio.

-Y triunfaron las marcas blancas.

-Sí. La marca blanca empezó a crecer y esto cambió el espectro de relaciones de competencia en el mercado. Por eso nosotros dimos el año pasado un gran cambio y lo trasladamos a una estrategia concreta con la campaña de «no todas las leches son iguales», además de evidenciar un enorme esfuerzo en el precio. Hicimos un completo realineamiento de todo.

-Los ganaderos se quejan de ser los más perjudicados con el reajuste de costes.

-Toda la cadena de valor se ha comprimido, desde los grandes distribuidores hasta llegar al campo. Por eso los ganaderos se quejan permanentemente, porque no logran una retribución justa. Los de Central Lechera es cierto que están mejor que otros porque se paga mejor el litro de leche, y esto es bueno. Pero las condiciones para todos son peores que en 2008.

-¿Cree que este sector sufre más que otros aunque no se tenga esa percepción?

-Por razones estructurales, al sector lácteo le impacta más la crisis que a otros. La producción está regulada por cuotas, lo que supone una estructura deficitaria de producción respecto del consumo. Y luego está la estacionalidad, que agudiza el déficit en invierno y el exceso productivo en verano.

-Grandes distribuidores por un lado y el fin de las cuotas lácteas por otro. Un futuro complicado.

-Es muy incierto. Por eso todos los actores implicados reclamamos un plan estratégico, en el que es importante que participemos todos para dar estabilidad al sector y conseguir la mayor competitividad. Todos los actores debemos ir de la mano, y la Administración debe darnos ese marco necesario.

-Pero estas reivindicaciones ya son viejas. ¿Por qué no se han abordado ya, o por qué no se acelera este proceso?

-No es que no se aborde, es que éste es un momento difícil y todos los frentes están abiertos. Todos los sectores demandan la intervención del Gobierno, y éste ha establecido prioridades. ¿Se podía haber hecho antes? Sin duda, pero quienes tenemos que dar soluciones somos los actores y una cadena de valor no se puede sostener de forma artificial, con medidas coyunturales. No debemos fiarnos al oportunismo ni a medidas esporádicas. Es mucho más profundo.

-¿Sigue defendiendo las fusiones como un elemento clave para el futuro?

-Las fusiones no son un capricho, no se habla de ello con ganas de molestar. No. El conjunto de los productos lácteos no tienen unos márgenes fantásticos. La viabilidad se sustenta por los grandes volúmenes, la extrema calidad y la competitividad de toda la cadena de valor. Por eso se necesita dimensión.

-¿Qué va a hacer ahora tras perderse la oportunidad de comprar Puleva?

-Ahora estamos expectantes porque hay que ver cómo se traslada al mercado la compra de Puleva por Lactalis. Será un gran operador de poder internacional. Vamos a ver.

-¿Pero usted apostaría por intentar otra operación sobre otro competidor?

-Los que tienen capacidad para decidir sobre la propiedad son sus dueños, no yo. Nosotros competimos cada día por el consumidor y triunfar cada día será lo que permitirá analizar otras posibilidades.

-¿Y un maridaje en forma de alianza, fusión, o la fórmula que prefiera, con Industrias Lácteas Asturianas (Ilas) para conformar un gran grupo lácteo asturiano?

-Hablar de matrimonio en este momento es prematuro desde la perspectiva del mercado, que es como se deben de analizar las cosas, aunque se tiendan a ver desde la perspectiva de si gustan o no los novios. Con Francisco Rodríguez (presidente de Ilas) tengo una excelente relación personal y es un grandísimo empresario. Pero él tiene una clara vocación industrial e internacional, y nosotros nacional y de consumo. Sería un matrimonio de conveniencia, no por amor. ¿Qué podríamos aportar juntos al mercado, algo nuevo, algo distinto...?

-O sea, que nada de compras ni matrimonios por el momento.

-Más que mirar que me quedé sin novia y voy a ver si encuentro otra, ahora hay que mirar qué tengo en casa que no aprovecho o qué no hago, y la revés, qué estoy haciendo que no debo hacer. Las condiciones del mercado han vuelto a cambiar, y está lleno de oportunidades; en eso estamos volcados, para detectarlas, interpretarlas y actuar. Y de ahí saldrá nuestra oferta al mercado y nuestra dinámica comercial, en alianza con el distribuidor. Ya conoce mi frase: el consumidor es el rey, y el distribuidor nuestro aliado.

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Pedro Astals Coma (Tarrasa, Barcelona, 1950)

Es químico e ingeniero técnico agrícola. Está casado y tiene dos hijos. El pasado abril fue designado presidente de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), sustituyendo a Tomás Pascual.

Astals desembarcó en Central Lechera Asturiana en 1993 con un único objetivo: acabar con los números rojos. Su estrategia empresarial se fundamentó en la diversificación y la innovación. Los triunfos avalan a este catalán que en estos años ha sido objeto de furibundas críticas y entusiastas aplausos dentro de la organización que pilota y se prepara para mantenerse entre los líderes del sector.

«Por razones estructurales, al sector lácteo le impacta la crisis más que a otros»

«Es cierto que los ganaderos de Central Lechera están mejor pagados, pero las condiciones para todos son peores que en 2008»

«El mercado ha vuelto a cambiar y está lleno de oportunidades; en eso estamos volcados»