Los jefes, mandos intermedios y técnicos de Arcelor-Mittal temen que el ajuste de empleo que está aplicando la multinacional en sus plantas asturianas para mejorar su productividad se cebe con ellos. Son el llamado personal de estructura, sobre el que la dirección global de la multinacional ha dejado caer en varias ocasiones que está sobredimensionado y ha pedido que, aguas abajo, se vaya reduciendo. José Manuel Díaz, responsable del sindicato de cuadros ACIAA en las plantas regionales de Arcelor, asegura que el descontento entre este colectivo, formado por un millar de trabajadores, es generalizado. También lo es la inquietud por su futuro laboral.

Las alarmas han saltado definitivamente después de que la multinacional comunicara a los sindicatos que, una vez que se pacte el ajuste en el tren de chapa entre el personal de producción, llegará también un recorte entre el personal que no está adscrito al convenio colectivo. Es decir, toda esa plantilla que se englobada en lo que se llama personal de estructura. Son 23 en total los ligados al taller gijonés, y, según denuncia Díaz, muchos tienen contratos inferiores a los de sus subordinados. "Esto es posible porque en Arcelor no se permite la negociación colectiva a los trabajadores con contratos individuales y la empresa se niega a establecer tablas salariales para el colectivo", dice.

Eso sí, el ajuste que aplicaría la siderúrgica sería mediante prejubilaciones y moviendo al personal de un taller a otro, en función de la carga de trabajo, algo similar a lo que está ocurriendo con el resto de operarios. "Sabemos que hay un plan de ajuste para la estructura, pero el proceder es que al afectado se le da una carta con un nuevo destino", apunta. Y señala que hay algunos talleres en los que el recorte está siendo drástico, como, por ejemplo, entre los jefes y técnicos que están vinculados a las baterías de coque, añade el portavoz del colectivo.

La preocupación entre esta parte de la plantilla siderúrgica ha motivado la convocatoria para mayo de una reunión de los diferentes sindicatos de cuadros y mandos de las factorías que la multinacional tiene en España para abordar cómo está la situación del colectivo y acordar una estrategia común de actuación ante la dirección.

No sólo el posible recorte les preocupa. José Manuel Díaz asegura que este personal está "totalmente discriminado" en comparación con los trabajadores sujetos al convenio colectivo. "A nosotros se nos excluye de cualquier beneficio social, tampoco tenemos tablas salariales, lo que provoca que en un mismo puesto cada trabajador cobre diferente, y lo peor es que los sindicatos mayoritarios conocen todo esto y lo consienten", apuntó Díaz.

Hace unos meses, este colectivo de trabajadores llevó a cabo varias movilizaciones para reclamar una subida de sus salarios acorde con la de sus subordinados. "Llevamos tiempo pidiendo en solitario a la dirección que elimine cualquier tipo de discriminación que afecte a los empleados con contrato individual, pero nos estamos encontrando con su negativa", resaltó el mismo dirigente.

También responsabilizó a la empresa de la situación por la que atraviesa el tren de chapa. Díaz defiende que no se trata de un problema de producción si no que el taller estuvo bastantes años abandonado y sin inversiones que ayudaran a mejorar tanto el proceso como la capacidad para fabricar un producto (chapa gruesa) que tiene una alta demanda, defiende.

Además de con los jefes y mandos intermedios, la siderúrgica también tiene previsto reunirse próximamente con los sindicatos para negociar un ajuste entre las empresas auxiliares que trabajan para este taller. Las centrales, no obstante, están confiadas de que el tijeretazo no sea grande. Alegan que la mayoría de las compañías que trabajan para el tren de chapa lo hacen en tareas de mantenimiento, donde es más difícil meter mano.

Más inmediatamente, la dirección de la multinacional y los sindicatos reactivarán mañana, lunes, la negociación para intentar cerrar un acuerdo definitivo sobre el ajuste que se quiere aplicar en el taller. La cita es decisiva, ya que la multinacional ha advertido que el peligro de cierre sobre este taller es real. Su última oferta pasaba por amortizar, mediante prejubilaciones, unos cuarenta puestos.