Liberbank ganó el año pasado 110 millones después de impuestos, frente a un resultado negativo del ejercicio anterior de 259 millones, lo que se atribuyó entonces a la venta en pérdidas de activos deteriorados.

El banco de origen asturiano, que está en conversaciones con Unicaja Banca para una eventual fusión, achacó esta mañana los beneficios de 2018 a la mejora de la calidad de los activos, la recuperación sostenida de los márgenes (el de intereses creció el 11,5% y el de explotación, el 10,7%), la reducción de los gastos de administración en el 8% y el crecimiento de la actividad comercial de la entidad.

Como consecuencia del mayor dinamismo comercial, el tamaño del balance creció en el 10,6%, con un aumento del 4,6% de los recursos de clientes y del 9,1% del saldo vivo de los créditos productivos. La actividad prestamista, que acumula siete trimestres consecutivos de expansión, se amplió el 8,6% en el caso de financiación al sector productivo; el 7,1% en crédito al consumo y en el 4,4% en hipotecas.

La morosidad bajó desde el 8,6% de 2017 al 4,94%, seis décimas por debajo del 5% que se había previsto; la salida de activos adjudicados superó los 900 millones y ratio de activos improductivos se situó en el 12,38%, por debajo del 12,5% al que se había comprometido el grupo.

El beneficio bruto (antes de impuestos) fue de 138 millones.