R. GARCÍA

Fernando Díaz-Caneja Burgaleta, fallecido el 28 de junio en la localidad alicantina de Altea, será despedido mañana, viernes, en Somió con un funeral que se celebrará a partir de las seis y media de la tarde en la iglesia de San Julián.

Díaz-Caneja Burgaleta, miembro de una tradicional familia gijonesa, doctor ingeniero de minas, llegó a ocupar cargos de relevancia política durante su larga vida profesional, por ejemplo, en el Ejecutivo de Felipe González, ocupó la Dirección de la Oficina de Compensación de la Energía Eléctrica. El ingeniero gijonés, fallecido a los 80 años, inició su vida laboral en Madrid, donde había cursado sus estudios universitarios. Allí desarrolló importantes trabajos en empresas como Obras Subterráneas. Tras unos años en la capital durante los que se destacó por sus artículos de divulgación científica sobre el potencial hidroeléctrico de España, Díaz-Caneja regresó a su tierra natal. En Gijón trabajó en los comienzos de la siderúrgica Uninsa, de la que llegó a ser subdirector, y también en la familiar Rubiera Vigas Prefabricadas.

Con la experiencia ganada en las empresas gijonesas este antiguo alumno del Colegio Corazón de María, se trasladó de nuevo a Madrid. Allí ocupó cargos relevantes en la Administración del Estado relacionados con su especialidad. Llegó a ser director de la Oficina de Compensación de la Energía Eléctrica o subdirector de la Agencia de Energía Eléctrica, bajo la dirección de Carmen Mestre. La enfermedad pudo con él el 28 de junio en Altea, donde se celebró su primer funeral. Ahora los amigos y familiares de Gijón le tributarán una merecida despedida a partir de las 18.30 horas en la iglesia de Somió. Fernando Díaz-Caneja Burgaleta estaba casado con Carmen Planell Rodríguez y tenía once hijos: Carmen, Teresa, María Rosa, Mauro, Joaquín, María, Matilde, María José, Fernando, Ángela y Blanca Díaz-Caneja Planell. Sus hermanos, María Rosa, Javier, José Luis y Pilar también lloran su pérdida. La familia recibió ayer incontables muestras de condolencia.