M. IGLESIAS / C. JIMÉNEZ

¿Corre peligro la arena de la playa de San Lorenzo por las obras de El Musel? Germán Flor, doctor en Geología por la Universidad de Oviedo, profesor de Estratigrafía y experto en medios costeros, y el responsable de Ciencia y Tecnología Náutica también de la Universidad de Oviedo, José Manuel Fernández-Valdés, creen que el dragado que se está realizando en la bahía gijonesa para la obtención de materiales de relleno para la ampliación del puerto de El Musel podría provocar «a medio y largo plazo» la pérdida de arena en la playa.

Germán Flor, además, advierte de que, si la retirada de áridos se desarrolla más allá de la perpendicular entre el cerro de Santa Catalina y los bajos de Las Amosucas, los dragados podrían incidir en una pérdida de arena en la playa de San Lorenzo, repitiéndose el caso de la de Salinas. Las obras realizadas al este de la playa castrillonense en la década de los ochenta del siglo pasado y el efecto posterior de las mareas acabaron por acelerar la pérdida de arena. Y los aportes realizados no sirvieron para recuperar el estado primitivo del arenal.

«Tienen pensado extraer 24 millones y medio de metros cúbicos de arena en una zona desnutrida de sedimentos, es decir, hay mucha roca y poco sedimento, y no es buen sitio para hacer los dragados», aseguran los expertos, que apostarían por alejarse de la playa para obtener los sedimentos. Sin embargo, consideran que la Autoridad Portuaria ha escogido esta opción por ser «la más barata», añaden.

Para argumentar el fenómeno de erosión, Fernández-Valdés afirma que «la dinámica costera hace que unas veces los movimientos de arena migren hacia la orilla y otras hacia la zona profunda (15,50 metros); si en la zona profunda se crea un pozo por los dragados, cuando la arena emigre hacia esa zona y llene los pozos, posiblemente ya no pueda retornar», explicó.

Según Germán Flor, «la deriva costera va del Este hacia el Oeste. La ampliación de El Musel lo que está haciendo es crear una mayor barrera, aunque yo no puedo asegurar que nos vayamos a quedar sin playa». Pero lo que sí es seguro es que «si dragas pierdes parte de la arena sumergida, que puede quedar prisionera y no tener posibilidades de retornar en situación de calma», añade el profesor.

En el caso de que así fuera, y aunque no pueden concretarse plazos -ya que para ello «habría que realizar unos estudios exhaustivos», dicen-, los expertos consideran que, en caso de erosión, se recurrirá a un aporte adicional de arena. «A lo mejor no les interesa introducir el mismo grano de arena que tiene actualmente San Lorenzo y, entonces, las condiciones de la playa cambiarían», aseguran.

Así ha ocurrido en la playa artificial de Poniente, donde «han metido un grano superior al que requerían las condiciones energéticas de la zona, para curarse en salud». En el caso de que ocurriera en San Lorenzo, se convertiría en «una playa sucia, porque no estaría barrida por las mareas». Aunque las verdaderas consecuencias de los dragados no las conoce nadie porque «la información que ofrece la Autoridad Portuaria es muy escasa», aclara Germán Flor.

No obstante, reconoce que el pasado invierno hubo tormentas de gran oleaje que han provocado «erosiones impresionantes» en algunas zonas de la costa. Recuperar el perfil anterior será lento, «esperemos que poco a poco vaya reponiéndose», afirma. Fruto de esta situación, los cambios observados este verano en la playa gijonesa «no tienen casi validez», aunque Flor insiste en la necesidad de no llevar la draga hacia zonas sensibles. Una de ellas, explica este experto, es el prisma arenoso sumergido situado frente a la bahía, que comienza en el arenal de San Lorenzo y avanza mar adentro.