"Son muy altos, muy guapos y majísimos". Es el retrato de la Familia Real española que ha quedado grabado en la retina de un grupo de 28 alumnos del Codema, el colegio del Corazón de María de Gijón, que tuvieron "el gran honor" de arropar a los Reyes y sus hijas, la Princesa de Asturias, Leonor, y la Infanta Sofía, en su visita a Covadonga el pasado día 8, en una jornada que los chavales tienen claro que fue "histórica: nunca más nos va a tocar algo así".

El protagonismo en un acontecimiento irrepetible les llegó un poco por casualidad, y fue preparado contra reloj. "Nos llamaron de la Dirección General de Deporte el pasado miércoles porque querían que en el acto de la inauguración del Mirador de la Princesa, en el lago Enol, hubiera estudiantes de entre 12 y 17 años. Nosotros formamos parte del grupo de centros promotores de la actividad física y la salud, y somos el único centro que abarca esa franja de edad", explica Simón Cortina, director del centro. Así que la maquinaria del colegio se puso a funcionar a toda velocidad para colgar en internet una circular informando a las familias y de la posibilidad de asistir al acto, "cien alumnos como máximo", con un exiguo margen de un día para apuntarse. "El jueves por la tarde ya teníamos el grupo hecho", indica el responsable del centro.

Los chavales no dudaron en inscribirse para arropar a la Familia Real, sobre todo por "el tema histórico, por el triple centenario que se celebraba, por la oportunidad única de poder formar parte de él", sostiene la alumna Manuela Martínez, una de las participantes en una jornada que, antes de la visita regia, tuvo mucho de deportiva.

Porque los chavales del Codema aprovecharon el día para hacer una caminata de dos horas por el parque nacional de la mano de los guías oficiales, "con todo el entorno de los Lagos cerrado exclusivamente para nosotros, eso fue un auténtico lujo y la última vez que algo así había pasado fue con ocasión de la visita del Papa Juan Pablo II", recuerda el profesor Aitor Castaño, uno de los cuatro docentes que acompañaron a los escolares.

Los chicos se reagruparon sobre las cinco de la tarde al pie del monolito dedicado a José Ramón Lueje, junto a varios scouts de Avilés y media docena de integrantes del Club Atletismo de Cangas de Onís, todos ellos de edad similar a la de la Heredera, y "al poco llegaron los Reyes y sus hijas y nos saludaron uno a uno muy sonrientes", relata Ana Lasa. Fue un momento breve, apenas de unos minutos porque al poco tenían que subir a pie hasta el Mirador, pero "fue muy emocionante porque pensábamos que sólo se iban a hacer la foto con nosotros, pero nos saludaron muy cariñosos", apunta por su parte José Bermejo.

Incluso "don Felipe hizo una broma: nos dijo que había que aprovechar el último rayo de sol para hacernos una foto", explican los alumnos, que vieron al Monarca "muy cercano y agradable"; a la Reina, "un poco más protocolaria", y a las niñas, "guapísimas, aunque a Leonor se la notaba muy seria, debía de llevar muy bien aprendido que era un día muy importante y estaría nerviosa", analizan los estudiantes.

Impresionados con la cantidad de coches oficiales

Al poco rato, tras inaugurar el Mirador y recibir como regalo una yegua autóctona, la Familia Real se fue "despidiéndose de nosotros, nos saludaron varias veces, también desde el Mirador", cuentan los chavales gijoneses, impresionados con "la cantidad de coches oficiales y de Policía que hubo".

La experiencia de saludar a los Reyes y sus hijas fue "fantástica, para repetir sin pensarlo", como asegura en nombre de sus compañeros Manuela Álvarez, para quien lo mejor fue "verlos de cerca; no todo el mundo puede". Y es que la del sábado fue una jornada "para contar cuando seamos mayores y Leonor sea reina".