Una veintena de jóvenes ingenieros de la Politécnica de Gijón se convirtieron ayer en pilotos de drones con motivo de la competición final de los talleres convocados por la asociación Drone4students para poner en práctica todo lo aprendido a lo largo de las últimas semanas. El campo de vuelo situado frente al aulario sur acogió la quinta edición de una cita que persigue promover un mayor conocimiento e implicación de los alumnos de grado y máster en temas de ingeniería de control, electrónica o diseño aerodinámico, entre otras materias.

Gonzalo García Carro, presidente de esta asociación estudiantil, señaló que el objetivo de la convocatoria no era tanto buscar un ganador sino ver la aplicación práctica de todos los conocimiento adquiridos en los talleres convocados a lo largo del presente curso académico. "Los más difícil es pilotar. Nosotros siempre decimos que al principio es mejor probar con simuladores, después con drones más pequeños, como de juguete, de los de 30 o 40 euros y cuando ya se domina, pasar al otro", remarcó García Carro.

La prueba de ayer se desarrolló en dos modalidades: velocidad y propósito general y los vencedores fueron Jesús Puerta, Daniel Rodríguez y Daniel Martínez, en la primera y Diego Pitiot, Adrián Iglesias y Raúl Íñigo, en la segunda categoría. El viento hizo de las suyas y complicó las maniobras de los jóvenes pilotos que echaron mano de su destreza en el manejo de los aparatos que ellos mismos habían construido para ganarse el aplauso de sus compañeros.

Junto al director de la Escuela Politécnica, Juan Carlos Campo, tampoco quisieron perderse la competición el vicerrector de Ordenación Académica, Juan José del Coz y el director de Impulsa, Rubén González Hidalgo, quien señaló que la prueba de ayer era un ejemplo de las aplicaciones de la ingeniería en la que, además de pasarlo bien, los alumnos también podían desarrollarse para su futura práctica profesional.

Del Coz señaló, por su parte, que el desafío planteado se asemejaba mucho a la Fórmula 1 aunque en la alta competición automovilística son los ingenieros los que diseñan el coche y luego el piloto quien ejecuta la prueba mientras que en la competición del campus eran los propios alumnos quienes hacían las veces de diseñadores y pilotos, teniendo que enfrentarse al doble desafío de lograr hacer volar sus creaciones. Hubo quien, por ciertos problemas técnicos, tuvo que compartir drone con otro equipo. "Llevamos cinco años en esto y nuestra idea es ir creciendo y hacer circuitos más complicados" , confirmó Gonzalo García Carro. "Como ingenieros a nosotros nos resulta muy útil todo este trabajo", continuó diciendo, "porque en el día a día de la carrera nadie va con el voltímetro y esto te permite afrontar muchos problemas que verás después", sentenció el joven, quizá pensando ya en la sexta edición de la competición.