Diversión entre plantas para 500 niños que celebran los 20 años del Botánico de Gijón

Alumnos de diez centros educativos pasan la mañana entre yincanas y circo para soplar las velas del Jardín: «Es un estallido de vida»

Sergio García

El espíritu educativo del Jardín Botánico Atlántico quedó demostrado ayer durante una mañana de diversión y aprendizaje en la que 500 escolares de diez colegios distintos pusieron su granito de arena para conmemorar el aniversario del espacio. La jornada se distribuyó en dos turnos y el acto central reunió al medio millar de niños, que se juntó en una carpa para disfrutar de un espectáculo circense de Pablo Picallo, en colaboración con la Fundación Caja Rural de Asturias.

Tras vibrar con las acrobacias de Picallo, los escolares saciaron su apetito gracias a una de las sorpresas del evento, ya que la empresa de repostería creativa «The Little Toffee» había elaborado unas pequeñas tartas a modo de maceta. Los niños no dudaron en hincarle el diente. Había que coger fuerzas para afrontar unas yincanas que fueron la otra parte de la jornada. Cada centro tuvo la suya particular, llena de preguntas y acertijos para que los alumnos lo pasaran en grande sin eludir el ámbito educativo. «Queríamos que conozcan el Jardín. Con que hoy marcharan de aquí, habiéndolo pasado bien primero y luego sabiendo reconocer dos o tres árboles, ya sería un logro», comentó Sonia de Castro, coordinadora de la cita.

Yeray Fernández, Inés Riaño, Mara Menéndez y Gabriel Rodríguez, del colegio Evaristo Valle, aprovecharon al máximo su estancia en el Botánico. «Estuvimos respondiendo unas preguntas y fuimos al laberinto», explicó Rodríguez. «Vine una vez con mi prima y mis abuelos», apuntó Fernández. Los cuatro, aficionados del mundo de las plantas, eran plenamente conscientes del 20.º aniversario del Jardín Botánico.

Del Severo Ochoa, Gonzalo García, Diego Gutiérrez, Dani Fernández y Kenneth Vivanco aguardaban en la carpa, inquietos, para ponerse en marcha y resolver su yincana. «Lo más impresionante fue lo del fuego», sostuvo Gutiérrez sobre el show que habían presenciado, en el que fue protagonista Alberto Megido, profesor del Severo Ochoa que echó una mano al artista con sus números. Sobre el Jardín, los compañeros coincidían. «Es muy chulo», proclamaron.

«Gijón es consciente de la joya que tenemos», señaló la alcaldesa, Ana González, que celebró «lo bien que ha crecido» el Jardín durante estas dos décadas de investigación y ocio. «Se ha conseguido un estallido de vida y un lugar para la biodiversidad y el deleite», aseveró la regidora, para la que el Botánico es «un referente para la ciudad, que lo considera un elemento integrado en su día a día, y para la gente». De hecho, González valoró que, salvo en la época veraniega, quienes más visitan el espacio son precisamente los gijoneses.

La Alcaldesa también reivindicó la multitudinaria actividad de ayer para los más pequeños. «Tenemos a los pájaros sobreexcitados», bromeó Ana González, para la que el jardín es un valioso recurso para el sector educativo. Por su parte, Aurelio Martín, concejal de Movilidad y Medio Ambiente, incidió en la «joya natural» que representa el Botánico, antes de remarcar que «su identidad, funcionamiento y criterios deben ser medioambientales, sin negar que es un estupendo recurso turístico». «Tengo pensado pedir varios regalos de cumpleaños a los candidatos de nuestra ciudad», afirmó en alusión al acto institucional vespertino.

Luis Miguel Álvarez, jefe del Servicio de Protección y Educación del Medio Natural y gerente del Jardín Botánico, ensalzó la relevancia de organizar esta actividad. «El 50% del alma del Botánico es la educación ambiental y los niños son nuestros mejores visitantes», indicó Álvarez, testigo de una matinal en la que el disfrute no estuvo exento de la debida pizca de formación a los escolares.

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