El Bibio recibe sus primeros toros: "Doy la enhorabuena a todos los aficionados de Gijón, que se lo merecen"

Las reses de Zacarías Moreno esperan en corrales su lidia el día 15: "Los ganaderos siempre creemos que traemos lo mejor, pero a mí no me gusta apostar"

I. Peláez

I. Peláez

Los corrales de El Bibio volvieron a llenarse ayer de toros para recuperar la feria de Begoña, dos años después del último festejo en Gijón. Fueron las reses de Zacarías Moreno (se lidiarán mañana, día 15, por el matador Diego Urdiales y el novillero Manuel Román) y de la ganadería portuguesa de Romao Tenorio para el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza las primeras en llegar a un coso en perfecto estado de revista que está a punto de reabrir sus puertas a la tauromaquia. "Como aficionado primero y como ganadero me hace mucha ilusión volver a Gijón, que es una ciudad encantadora. Para el mundo de la tauromaquia, Gijón es muy importante y me motiva más que mis toros sean los primeros toros que se vayan a lidiar después de este paréntesis", señaló Zacarías Moreno, que supervisó el desembarco de las reses ayer por la tarde en la plaza de la carretera de Villaviciosa.

Los animales de la ganadería madrileña de Zacarías Moreno, que ha cosechado importantes triunfos en El Bibio en las últimas temporadas, salieron de la "Dehesa del Quejigal", en Guadalix de la Sierra ayer por la mañana. Se embarcaron tres toros y cuatro novillos para la corrida mixta, variados de pelaje y con buenas hechuras. Poco después de las seis de la mañana pusieron rumbo a Gijón en camión. Fue a partir de las cuatro y media de la tarde cuando las reses comenzaron a entrar a los corrales de El Bibio, bajo la atenta mirada del equipo gubernativo, liderado por el presidente Ángel Junquera Zarza, que se jubila este año, y por los veterinarios. Tras pasar cada uno de ellos por la báscula, como estipula el reglamento, el empresario Carlos Zúñiga hijo se encargaba de refrescar a los astados nada más bajar del camión. Se palpaba la ilusión en el ambiente porque El Bibio entre el sonido de los cencerros de los cabestros, que ayudan en el manejo de las reses bravas. "Los ganaderos siempre creemos que traemos lo mejor, pero a mí no me gusta apostar por ningún toro. En el campo me gustan todos, cuando los hemos desembarcado también me gustan toros, pero estoy seguro que mañana, cuando los vea en la plaza, no me va a gustar ninguno", bromeaba Zacarías Moreno después de que se completasen las labores.

El presidente, se jubila

Para el ganadero lo más importante es que "el público disfrute, que es el soberano y el que sujeta la fiesta", con los triunfos de los artistas. No es nada fácil. "En parte es el miedo escénico, el miedo al fracaso y a defraudar por el compromiso que uno tiene con la afición de Gijón. Por ponerte un ejemplo, a la una y media de la noche me desperté y ya no me pude volver a dormir", señala Zacaría Morenos, que se considera un "enamorado del toro". "Estás cuatro o cinco años criándolo, los ganaderos somos unos apasionados y enamorados del toro bravo", reconoce. Y concluye: "Doy la enhorabuena a todos los aficionados de Gijón, que se lo merecen. No nos pueden imponer un no a los toros, hay que respetar a los demás".