Emotiva jubilación del conserje del colegio Rey Pelayo: "Echaré de menos ver a los niños correteando"

José Manuel Rodero recibe los agradecimientos de los docentes tras más de dos décadas en el centro: "Es una maravilla que te despidan así"

"Quién me iba a decir que me iba a jubilar en La Escuelona". Con estas palabras bromeaba ayer un "emocionado" y "nervioso" José Manuel Rodero Cuesta, conserje del Rey Pelayo desde hace 23 años, antes de ser despedido por el equipo docente del colegio. "Echaré de menos la rutina de ver a los compañeros, nuestras parrafadas, contar chistes y ver a los niños correteando", aseguró Rodero, quien desempeñará sus tareas de auxiliar de servicios por última vez el 7 de mayo.

"Esto lo viví desde fuera homenajeando a otras personas, y ahora resulta que me toca a mí", comentó Rodero mientras comenzaban a llegar desde los colegios de El Llano y La Escuelona los más de 20 maestros que acudieron a su comida de despedida. "Para mí es un dios. Si necesitas algo personal ahí está él. Siempre con una sonrisa, con su cara de bueno y contando chistes", destacó la directora del Rey Pelayo, Pilar Álvarez. El resto de los presentes también compartían ese agradecimiento a la labor realizada por Rodero, quien antes de trabajar en este colegio ya lo hizo en los centros Manuel Medina y Alfonso Camín. "El Rey Pelayo es José", apuntó María Angélica Pérez, docente en el colegio desde hace dos décadas. "Es una maravilla que te despidan así", aplaudió Rodero, vecino de 64 años de El Llano, antes de señalar que "esta profesión ha significado todo porque empecé con 25 años".

Si bien, más allá de los múltiples recuerdos gratos, Rodero todavía tiene en mente cada detalle de lo ocurrido el 12 de enero de 2023, cuando el derrumbe de un aula de las instalaciones del colegio situado en la avenida de la Constitución les obligó a realojarse en los centros de El Llano y La Escuelona. "Fue todo muy caótico", rememoró Rodero, que explicó que su rutina se vio modificada por completo desde aquel suceso. "Me voy moviendo entre los 3 centros porque hay que ir al Rey Pelayo a recoger la correspondencia. Hoy llevo 10 kilómetros y medio caminados", certificó Rodero, quien recibió como regalo de jubilación un carro de la compra que contenía una caricatura, una estatua de Pelayo y un vale para gastar en restaurantes. "Cuando lo mandamos a los colegios va siempre con el carro de su mujer. Entonces dijimos: para la jubilación le regalamos un carro", indicó Álvarez, que ahondó en que "el día que inauguremos el cole el que corte la cinta inaugural será él".

De cara al futuro, Rodero tiene claro que es momento de disfrutar de aquello de lo que le privaban sus múltiples funciones en el Rey Pelayo. "Me voy a levantar, voy a ir al gimnasio y después me dedicaré a estudiar inglés y francés. Sobre todo con vistas a viajar con mi mujer, que es mi vicio favorito", afirmó.