Solidaridad en forma de espicha en Somió por la educación en Ruanda

La cita, en la finca "Villa María", cumple hoy su segunda edición para impulsar el desarrollo del colegio de Kibuye

Ángela Huergo, junto a los niños del colegio infantil Inshuti en Kibuye, en Ruanda.

Ángela Huergo, junto a los niños del colegio infantil Inshuti en Kibuye, en Ruanda.

Joaquín Llosa

Desde Gijón para Ruanda. La finca "Villa María", en Somió, acogerá esta tarde la segunda edición de la espicha solidaria de Inshuti. Este proyecto de cooperación lleva ocho años ofreciendo educación infantil en la ciudad ruandesa de Kibuye y desde entonces no ha parado de crecer. Con 95 alumnos actualmente y otros varios proyectos comunitarios, Inshuti regresa a Gijón con la intención de dar a conocer y reunir apoyo para continuar expandiendo su labor de dar oportunidades a quienes no la tienen.

Situada a las orillas del lago Kivu, la ciudad de Kibuye, como varias otras en Ruanda, todavía sufre de las cicatrices del genocidio. Fue en 2015 cuando Ángela Huergo y su marido llegaron a la ciudad y decidieron montar el colegio Inshuti, que significa "amistad" en kinyarwanda. Con el apoyo de sus apegados, este colegio infantil se ha convertido en un primer paso para muchos niños de la ciudad donde poder comenzar su formación. Tras terminar infantil, Inshuti "no les pierde de vista". Un acuerdo con un colegio de la ciudad le da la oportunidad a estos niños a continuar su educación, siempre con el apoyo de Inshuti. Ya sea con los deberes o la alimentación, Huergo afirma querer que "siempre se sientan parte de nosotros". Actualmente, varios de los pequeños que empezaron en la organización se encuentran en quinto de primaria, a poco de poder cumplir unos de los objetivos del proyecto, que obtengan la educación primaria completa.

Además del colegio, Inshuti se ha abierto y expandido en otros ámbitos. Con tres clases de infantil y una de educación especial, el proyecto ofrece también apoyo y formación a madres adolescentes. Ya sea con sus talleres de costura, un horno de pan o ayudando en el propio colegio, las jóvenes tienen la oportunidad de apoyar a la comunidad. El club de fútbol de Inshuti es otro de los éxitos que han llevado a cabo. Originalmente destinado para los alumnos del colegio, la alta demanda llevó a que se abriera a todos los niños de las cercanías de Kibuye. "El deporte es no solo muy importante, sino muy educativo en cuestión de valores", comentó Huergo. Su más reciente programa comunitario de agricultura, que empezaron en febrero de este año, ya tuvo una exitosa primera cosecha. Esto les ha permitido no solo apoyar al comedor del colegio, sino que ha logrado la autosuficiencia del programa, un aspecto muy importante para la organización. "La intención es dejar algo que perdure en la comunidad", señaló Huergo.

Es así como su deseo de seguir haciendo crecer el proyecto ha llevado a Huergo a que, desde el año pasado, organice la ya mencionada espicha solidaria. Durante aquellos meses en los que regresa a Gijón, la ciudad de su difunto marido con quien inició el proyecto, esta cita les permite dar a conocer distintas maneras de apoyar a Inshuti. El año pasado la cita solidaria logró reunir a 130 asistentes, cifra que espera al menos igualar este año. Además de la sidra y la celebración, Inshuti tendrá una tienda donde se venderán productos realizados por los miembros de la organización como pulseras, bolsas, muñecas y llaveros. También se ofrecerá información sobre el programa de voluntariado que iniciaron el año pasado y con el que ya han tenido 15 participantes hasta la fecha. Asimismo, este año regresa el programa de apadrinamiento, el cual llevan mejorando. "Quiero que quede claro que no es únicamente una relación económica, estamos buscando una verdadera relación emocional y un seguimiento continuo", explicó Huergo. "Que exista un verdadero seguimiento, que conozcan a los niños y sus padres, que puedan ver cómo crece y se desarrolla".

El futuro de Inshuti sigue apuntando a expandir los programas que ofrece a la comunidad de Kibuye. Su próximo proyecto continuará la búsqueda de la autosuficiencia con programas de ganadería y costura, pero no son los únicos. Huergo admite que cada vez que viaja a Ruanda se le ocurren más y más cosas para poder seguir apoyando. Su próximo viaje lo realizará en septiembre junto a dos voluntarios más, espera que el éxito de la espicha le permita seguir impulsando a Inshuti a crecer. La cita es a las 19.30 horas y la entrada solidaria es de 50 euros.

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