El banco malo saca al mercado el histórico edificio del bar Pío, en el corazón de Gijón: esto es lo que piden por el inmueble

La construcción, ubicada en la calle Santa Lucía, lleva con andamios desde hace quince años | Las fachadas están protegidas

La calle Santa Lucía. En los recuadros, el edificio en venta

La calle Santa Lucía. En los recuadros, el edificio en venta

Gabriel Cuesta

Es una arquitectura modernista que agoniza muy cerca de la calle Corrida, cuyo bajo fue en su día otro de los puntos neurálgicos de la hostelería de la ciudad. Ya no queda rastro de aquel ventanal del conocido bar Pío donde tantos gijoneses disfrutaron de una reconfortante bebida o un buen aperitivo. Lo mismo se terciaba un vermú con calamares o un clarete con una tapa de ensaladilla rusa. Ahora, desde hace años, en su lugar hay maleza tapiada por un muro de hormigón. El edificio, el número 15 de la calle Santa Lucía, se ha convertido en un cascarón. Tan solo quedan en pie sus fachadas delantera y trasera, protegidas por el catálogo urbanístico. Se trata de una propiedad en manos de la Sareb, conocido como "banco malo", una sociedad que desde hace unas semanas le trata de dar salida a un precio de mercado de 729.000 euros.

La realidad es que este activo inmobiliario se encuentra en un estado de deterioro importante a pesar de ubicarse en pleno corazón urbano. Pasó a manos de la Sareb hace años, pero es ahora cuando se ha activado su venta de una forma más palpable. Para ello, esta sociedad nacida para absorber los activos deteriorados de los bancos ha recurrido a Hipoges, compañía encargada de gestionar parte de su cartera de productos inmobiliarios desde 2022. De esta manera, trata de posicionarlos a través de diferentes inmobiliarias, como por ejemplo Inmobiliaria Marino o Copun Consulting, en este caso. El precio de mercado, fijado en 729.000 euros, se establece por igual para todos. No obstante, no es cerrado y está abierto a negociaciones.

El deterioro del edificio de viviendas que en su día albergó en su bajo el bar Pío es fruto de la crisis del 2008. Fue ese año cuando el inmueble, de estilo modernista, fue vaciado para su futura rehabilitación. Un proyecto privado que quedó paralizado. Los andamios que sostienen la fachada llevan ya quince años amarrando su estructura, cada vez más achacada por los años, cuyo interior se encuentra lleno de maleza y foco de ratas e insalubridad. Precisamente, es una situación que ya denunciaron hace años vecinos y hosteleros de la zona. En 2021, la caída de cascotes desde su fachada trasera provocó el cierre de la calle Buen Suceso hasta que se realizó una intervención para asegurar la zona de la ruta de los Vinos, muy transitada por los clientes.

El actual Plan General de Ordenación (PGO), aprobado en 2019, califica este suelo como urbano consolidado, lo que permite la proyección de pisos siempre y cuando se respete la fachada, protegida en el catálogo urbanístico. La superficie construida sobre rasante es de 592 metros cuadrados, con una altura de cinco plantas, bajo incluido. En ese sentido, el PGO obliga a recuperar la configuración original de los bajos, lo que permite un uso comercial de 95 metros cuadrados. Se trata de una edificación ecléctica con influencia del modernismo datada en 1890, según el catálogo urbanístico. La fachada, lejos de lucir su mejor cara, presenta una gran riqueza decorativa con elementos muy variados, realizados con morteros. Los miradores son los originales del edificio, construidos con carpintería de madera, material que sustituye a partir de principios del siglo XX al metal, más utilizado a finales del siglo XIX. Antes destacaba también el fuerte contraste de color entre su azulejo vidriado y las partes decorativas en mortero. El PGO permite un recrecido para crear un ático con un retranqueo de dos metros y medio con respecto de la fachada.

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