El gran estanque de Isabel la Católica vuelve a llenarse de vida: "Las aves son la mejor atracción"

La laguna recupera sus cisnes, ocas y hasta un ganso tras las obras de dragado, ya concluidas

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Sin Chaikovski, pero con cisnes. El estanque oeste del parque Isabel la Católica, el más grande de los dos que hay, recuperó ayer a sus inquilinos más preciados. Tras las obras para el dragado de los lodos del fondo y después de que los últimos compases del verano se fueran llenando la laguna con el agua de la lluvia, con el especial impulso de la tormentona de la madrugada del lunes, el lago del corazón verde de Gijón se llenó ahora de vida. Ocas, gansos y los majestuosos cisnes han vuelto a sus aguas. Hasta ahora, se han trasladado seis cisnes, 25 ocas, un ganso y dos barnaclas en un proceso en el que se ha aprovechado para desparasitarlas y comprobar su anillado. Para hoy, explican fuentes de Medio Ambiente, se moverán 20 ocas más. "Son el mejor atractivo del parque", expresaron ayer muchas familias que aprovecharon el paseo para ver estos ejemplares.

Isabel la Católica presentó ayer una imagen otoñal. No solo por las muchas hojas secas que ya cubren de un manto marrón algunas zonas del suelo, señal inequívoca del otoño que se nos echa encima, sino también por la gran cantidad de familias que pasearon por sus espacios, dando la merienda a sus críos que acaban de emprender la vuelta al cole. Nada de esto parecía preocupar a Estefanía Navarreño y a Ángel Argiz. La pareja observaba a los cisnes con su hijo Guillermo. Viven en Nuevo Roces, pero aprovecharon para pasar la tarde juntos y ver cómo la vida a vuelto a fluir en el parque. La mujer creció en La Calzada, pero pasó sus años de infancia correteando por el parque Isabel la Católica, así que la jornada fue más especial aún.

Él es de Oviedo. "Te puedo hablar si quieres del parque San Francisco", dice, con una sonrisa de oreja a oreja. Bromas a un lado, el trío disfrutó de lo lindo. "Ha quedado muy bien, se nota muy limpio y las aves dan mucha riqueza", dice ella. "Es un buen plan para hacer en familia. ¡Y además muy económico!", celebra él. En familia también estaba Lucía Rubio con su hijo Enzo. El pequeño tiene dos años, pero ya tiene claro que el parque es uno de sus sitios preferidos de la ciudad porque es aquí donde se junta con todos sus amigos. A su tierna edad todo le llama la atención. Y si son aves como los cisnes las que se le cruzan por sus ojos más todavía. "Mi pato favorito es el de color azul", dice el pequeño, en brazos de su madre, hablando completamente en serio. "Por fin se han terminado las obras y ya podemos disfrutar del parque al completo", apostilló, la madre.

Dando un largo paseo se encontraban Mario García y su hija Carmen. Viven en El Natahoyo, pero ayer acudieron a La Arena a ver a la abuela. Aprovecharon la ocasión para acercarse a Isabel la Católica y ver la fauna de cerca. "Está muy bien la variedad que hay. Además, este es un espacio muy grande y muy amable", dijo Mario García, otro que se pasó su infancia jugando en Isabel la Católica. "El parque sin el estanque estaba muy raro", apuntó, por su parte, Noelia Carrió, la madre de Alicia Martínez Carrió, que acudió ayer al parque porque la peque quería ver los patos. Unos patos, que, junto a los cisnes y las ocas, ya han vuelto a casa, no por Navidad, pero sí por el otoño.

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