"Koa", la "segunda generación" de perra surfista de San Lorenzo

Juan Manuel Santiago se sube a la tabla con su can, que aprendió por imitación su otra mascota, ahora muerta: "Es su legado"

"Koa", la perra surfista que acapara todas las cámaras en San Lorenzo

A. de la Fuente

"A veces nos mira tanta gente, que paso vergüenza". Ayer fue uno de esos días. A primera hora de la tarde decenas de móviles apuntaban hacia el mar desde el Muro, a la altura de La Escalerona. Todos enfocaban hacia el mismo punto, donde cogían olas los que eran, sin lugar a dudas, los surfistas más singulares de San Lorenzo: Juan Manuel Santiago y "Koa", su "segunda generación" de perra surfera. "Aprendió de ‘Kiara’, otra labrado que tenía y que falleció hace dos años y ahora le encanta, como a mí venir con ella", asegura el gijonés.

A Santiago la pasión por el surf le viene "de toda la vida". Y a "Koa", por herencia. Antes que por esta labrador color chocolate, el gijonés ya surfeaba con otra perra, "Kiara", de la misma raza pero de color negro, que murió a causa de un tumor. "Koa se quedaba sentada viendo cómo hacíamos surf, hasta que un día vino nadando y se subió a la tabla. Desde entonces, le encanta", relata el gijonés de las habilidades acuáticas de la perra, a la que "también le gusta mucho bucear". "Alucinarías con lo que aguanta bajo el agua", afirma.

Santiago y "Koa" comparten pasión al menos una vez por semana. "Solemos venir a San Lorenzo, pero también vamos a otras playas, especialmente cuando aquí se prohiben los perros en el arenal, coincidiendo con la temporada de baños. En esa época vamos a otras playas: Bayas, Rodiles, La Espasa...", explica el surfista, que vaya donde vaya siempre se encuentra las mismas caras de sorpresa. "En un viaje a Alemania hicimos paddle surf en un río y todo el mundo alucinaba. Tiene que haber vídeos nuestros y fotos por todos lados", relata con humor.

Pero no solo se encuentra caras de sorpresa en la arena. También en el agua, donde otros surfistas no dejan de mostrar su asombro cuando se cruzan con ellos cabalgando olas. "Muchos se ríen, otros me dicen: ‘Ojalá pudiese hacerlo yo con los míos...’. Yo he tenido mucha suerte, porque con las dos perras fue todo por casualidad. Es mi hobby y tengo la fortuna de poder disfrutarlo con ellas", reconoce.

Quien también lo disfruta es "Koa", que como cuenta Santiago se deshace en "besos" y lametones cada vez que se sube con ella en la tabla. "Entramos, salimos, le dejo que juegue... en todo momento estás viendo que ella lo disfruta, que es feliz", ahonda el surfista, que reconoce que la perra lo pasa peor cuando se preparan para la vuelta a casa: "Odia cuando la baño en la furgoneta con agua dulce. Eso sí, luego le doy un premio y ya cae rendida el resto del día".

A esta "estirpe" de perras surfistas puede estar a punto de llegar la tercera generación. "Tenemos una cachorra de cinco meses, que es color blanco y que se llama ‘Freya’. Por ahora no se atreve, pero viendo cómo han ido las cosas, no me extrañaría que también acabase animándose", augura Santiago. De momento, el gijonés tiene claro que va a seguir disfrutando de las olas mientras mantiene muy presente el recuerdo de la difunta "Kiara". "Surfear con ‘Koa’ es el llegado que me ha dejado. Vamos a seguir disfrutándolo por ella".

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