Entrevista | Daniel Lloret Irles Doctor en Psicología y ponente de las Jornadas municipales de adicciones

"Prohibir el móvil en clase reduce el ciberbullying y mejora el rendimiento escolar"

"Las redes pueden causar baja autoestima y hasta autolisis; solo hay que preguntar a cualquier profesor"

Daniel Lloret, ayer, en el CMI de El Coto.

Daniel Lloret, ayer, en el CMI de El Coto. / Luisma Murias

Daniel Lloret Irles (Alicante, 1967) es doctor en Psicología y dirige la Cátedra de Brecha Digital y Buen Uso de las TIC de la Universidad Miguel Hernández. Impartió ayer la primera de las ponencias de las Jornadas municipales de adicciones, que terminan hoy en el CMI de El Coto, para detallar la evidencia científica del daño que puede causar el abuso de las redes sociales en los jóvenes.

–Se suele explicar que la adicción a las pantallas surge por el mecanismo de recompensas ante estímulos cada vez más cortos.

–Sí. Esto se puede explicar desde un plano más biológico y otro más psicólogo, desde los sentimientos y pensamientos o desde un plano más conductual. A nivel biológico, por explicarlo de manera sencilla y centrándonos en las redes sociales, lo que ocurre es que tenemos un sistema de gratificación o recompensa respecto a aquellas acciones que de forma natural nos llevan a la supervivencia. Hablo de cosas como comer, estar en un lugar calentito o reproducirse. Es algo que compartimos con otras especies. ¿Y qué pasa con las redes sociales? Que el ser parte de una comunidad, y gozar de cierto prestigio también es una acción que nuestro sistema biológico premia, y lo hace mediante descargas de dopamina. Por eso nos atrapan.

–¿Y en el plano psicológico?

–Ese reconocimiento social, si te premia, mejora tu autoestima. Es importante que tus amigos te acepten. El problema es que, cuando hablamos de redes sociales, no hablamos de amigos. La media actual del usuario es que tenga 300 seguidores, y nadie tiene tantos amigos, pero esas personas entran en este sistema de recompensa. Y más en la adolescencia, donde uno se está construyendo su propia identidad y para hacerlo, como todos, se sirve de referencias y de compararse con otros.

–Pero en las redes se venden "ideales" que no son reales.

–Claro, y existen cosas que no podemos controlar, como que te den o no "like". Esto, a nivel psicológico, se traduce en un sentimiento de derrota, en un juicio negativo hacia uno mismo que provoca baja autoestima. En las redes hay más chicas que chicos, y en los videojuegos, al revés. Y, hoy, una de cada tres chicas reconoce que su autoestima se ve afectada por el efecto de las redes. Con esto, en realidad, no tiene por qué pasar nada, pero si da un paso más, esta influencia produce ansiedad, que sí es un problema, y si das otro paso más provoca sentimientos depresivos que pueden derivar en ideas suicidas y situaciones nefastas o, y esto es frecuente, autolisis. Basta con hablar con cualquier profesor de Secundaria para saber que esto está ocurriendo.

–¿Los adultos no pueden sufrir también eso? ¿O la adolescencia es una edad de mayor vulnerabilidad?

–Son más vulnerables, sí, y todo esto influye en la conducta. Porque aquí viene lo más triste de todo: vivimos en una economía de la atención. Las empresas que gestionan las redes son multimillonarias, facturan por encima del PIB de países enteros, y facturan sin, digamos, cobrar nada. Y ya sabemos que si el producto es gratis es porque el producto somos nosotros. Estas empresas lo que quieren es mantener la atención, y saben hacerlo muy bien, y han descubierto que, cuando la autoestima baja, se dedica más atención y más tiempo a las redes. Y este es el negocio que denunciaron 41 fiscales de Estados Unidos el año pasado.

–¿Y en Europa se han tomado medidas?

–En Europa hay un movimiento potente en cuanto a la regulación del uso de pantallas en el recinto escolar. En España varias comunidades ya lo han regulado desde el pasado 2020 y otros países lo hicieron ya antes. La idea es prohibir el uso de pantallas y dispositivos móviles en el entorno escolar, en algunos casos desde que los niños se suben al autobús. Hemos estudiado esto y comprobado que estas medidas se relacionan con un mejor rendimiento académico, con notas ligeramente mejores y con una mejor satisfacción de la experiencia de la convivencia escolar. Los alumnos juegan más entre ellos, hacen más ejercicio físico y, lo más importante, se registra una importante bajada del ciberbullying.

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