En la despedida a Joaquín Juan Dalac

Un hombre con grandes ideas que encontró en el montañismo una práctica que le apasionaba

José Ángel de Martino Tenás

José Ángel de Martino Tenás

Con gran tristeza he recibido la noticia del fallecimiento de Joaquín Juan Dalac. Cierto es que hacía tiempo que preguntaba por él sin recibir muchos detalles. Mi amistad con Dalac data de los años 80, cuando siendo director del Puerto de Tarragona coincidíamos en los seminarios internacionales de Bulk Trans, primero; y Coaltrans, después. Siempre nos encontrábamos en algún sitio de Europa, generalmente, en Rotterdam. En esa ciudad comencé a sentir el respeto que se merecía, pues era el único español que tomaba la palabra con contundencia.

Con la misma contundencia que después desarrolló su afición al montañismo desplazándose cada fin de semana a los Picos de Europa para ascender como mínimo a un 2.000 metros, era su receta dominical. Algunas largas excursiones realizamos juntos y siempre peleaba por ir en cabeza, pero con cabeza. Recuerdo con cierta sonrisa una travesía de Soto de Sajambre a Los Lagos de Covadonga donde quedó algo relegado hasta que a poco más de mitad de camino miró la hora y salió como una flecha: ¡su mujer le estaba esperando en el Pozo del Alemán! Joaquín era un gran compañero en el monte, se transformaba completamente.

Fue un gran representante de las más importantes instituciones internacionales a quien todos respetaban. Sus ideas, es curioso, que a veces parecían pintorescas, con el tiempo resultaron totalmente innovadoras.

Descanse en paz y dediquémosle una cariñosa sonrisa al buen amigo Joaquín.

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