Lleno hasta la bandera en el teatro de la Laboral para el nuevo proyecto de la "Film Symphony Orchestra", un espectáculo que toma como hilo conductor la música de superhéroes y que persigue impactar al espectador a golpe de estruendos. El público respondió a los estímulos y ovacionó cada título durante las más de dos horas de recital, en el que no faltó un concurso y una pausa con cosplay y photocall.
Hay quien afirma que las bandas sonoras son la música clásica de nuestros días, un repertorio sinfónico de nueva creación que llena auditorios y emociona a miles de espectadores. La "Film Symphony Orchestra" lleva diez años certificando y fomentando este fenómeno con espectáculos que se alejan de los rigores protocolarios de los conciertos para conectar con el público.
Constantino Martínez-Orts es "el jefe de todo esto", que diría Lars Von Trier: CEO, director de la orquesta y maestro de ceremonias; cada tema viene precedido de una explicación didáctica y con entusiasmo youtuber. Su discurso engancha, pero también empacha, porque casi ocupa tanto espacio como la música que toca la orquesta. Y es que, más que un concierto, a lo que asistimos es a un desfile de píldoras sonoras, oberturas, suites y temas principales de tres minutos pertenecientes a una veintena de filmes.
La orquesta es solvente y responde, pero el programa es como una apisonadora de grandes éxitos, temas sin desarrollo cargados de metales y percusiones que encuentran en la microfonía un perfecto aliado para epatar al público y arrancar aplausos. Batman, Spiderman, Capitán América, Iron Man, Conan, El Zorro, Superman… pocos faltaron a la cita, pero ninguno tuvo espacio para desplegar sus poderes musicales. Todos sonaron como cameos cinematográficos, desfilando al ritmo frenético que marcaba Martínez-Orts. Quizás este el signo de los tiempos, porque la fórmula funciona.