Desenfreno

Acentuando el bucle temerario de impuestos, subsidios y deudas

Paco G. Redondo

Paco G. Redondo

Círculo preocupante de voracidad fiscal, gastos ni moderados ni productivos, y deudas crecientes –pensiones de jubilación incluidas–. En 2022, la Hacienda española ingresó 255.463 millones de euros, lo que supone un 14,4% más, los ingresos por el impuesto sobre la renta (IRPF) crecieron en 2022 un 15,8% hasta alcanzar los 109.485 millones, cuya campaña anual acaba de iniciarse este abril. Así pues, una inflación alta puede tener consecuencias contrarias, buenas para el Gobierno que multiplica su recaudación y posibilidad de gastar en subsidios electoralistas este año 2023, aunque malas para los ciudadanos en general, que ven mermada su capacidad adquisitiva; de hecho la inflación alta es el peor de los impuestos para las clases populares. Y lo peor, además, es la sensación, maquillando datos y cuentas, que nos toman a todos por tontos.

Ello permite al Gobierno sin escrúpulos repartir subsidios populistas en año electoral. Si las ayudas se dieran en proporción a las necesidades urgentes y la renta disponible, poco habría que objetar. Pero al ser ayudas genéricas pueden darse casos perversos, y así estar sirviendo los impuestos de las clases medias y bajas para que los hijos de los ricos, por ejemplo, con los 400 euros por cumplir 18 años (y poder votar) puedan comprarse videojuegos, o ir a los toros o a la ópera. Parece una caricatura pero es la llamativa realidad, pues con frecuencia nos encontramos ante profesionales de la política, siglas al margen, capaces de casi cualquier cosa por estar unos años más en el poder, no para reformar; cómo les gusta trepar, mandar, figurar ¿y aprovecharse?

Otro dato entrada esta primavera ha sido la muerte del escritor Sánchez Dragó. Con una evolución política parecida a la de Ramón Tamames, e inversa a la de mucha gente que hasta 1975 eran franquistas, o al menos colaboradores del régimen autoritario –si bien en los años 60 menos totalitario y más tecnocrático–, y desde 1976 antifranquistas de toda la vida; vamos, eso que se llama estar al sol que más calienta. Dragó y Tamames eran antifranquistas y estuvieron encarcelados en los años 50 durante el franquismo. Y, después, han evolucionado desde la izquierda hacia la derecha, con posturas muy críticas hacia el actual Gobierno de izquierdas del PSOE de Pedro Sánchez y Podemos, apoyado en los independentistas catalanes y Bildu. Se puede ser informado, progresista y español.

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