La Consolación

La capilla de Nuestra Señora de la Consolación pertenecía al Hospital de la Caridad, cuando este se encontraba donde hoy vemos los llamados "Jardines de El Náutico". Además de la imagen de la Virgen estaban las de San Ramón, San Miguel, San Juan y San José. El gremio de los zapateros ahí tenía su sede. Concretamente los maestros de "obra prima", o sea los fabricantes de zapatos. Los maestros de "obra vieja" eran los zapateros remendones. De hecho, a la Virgen de la Consolación se la conocía por la "Virgen de la Correa" por la correa que usaban los zapateros para sujetar el zapato mientras trabajaban. Tirapié es el nombre ortodoxo de esa correa.

La festividad de la Consolación el último domingo de agosto –ahora es el 4 de septiembre– tenía en Gijón unas características muy particulares. Para empezar, era una fiesta muy notable en la ciudad recién pasadas las fiestas de Begoña: era domingo, con actos religiosos y profanos, con fuegos de artificio, con mucha música y con mucho ruido. Por ejemplo, en 1882 los artificieros fueron Manuel González e hijo, con un taller en la ciudad que no descartamos estuviese en la zona de "El Cerillero", desde luego lejos de cualquier vivienda. En 1887, con los mismos artificieros, la prensa local hablaba de que tras la misa "en la procesión dispuesta por los señores cofrades se dispararon profusión de cohetes y bombas de gran detonación". En el año 1888 "ya empezaron los palenques al rayar el alba y las gaitas y tambores no cesaron durante la mayor parte del día". Por las tardes siempre había verbena en los alrededores.

En el 1900 lo mismo: misa solemne "a toda orquesta", con sermón y luego procesión con las imágenes de la Virgen y San Ramón, con cohetes y en este caso con la capilla y las calles adyacentes iluminadas: "Cabrales con bombillas y Domínguez Gil con gas". En el año 1936 se derribó el Hospital de Caridad y con ello la capilla de la Virgen de la Consolación.

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