El PP y el arte de perder el tiempo

Hace cuatro semanas que Felipe VI encargó a Alberto Núñez Feijóo intentar conseguir los apoyos necesarios para la investidura. Las fuerzas políticas que le apoyaban en aquel momento son las mismas que le apoyan ahora. Han pasado las semanas y poco o nada se ha movido en el PP más allá de algún que otro encuentro opaco con Junts, y de alguna que otra llamada con el PNV. El PP de Feijóo no ha hecho hasta el momento ningún esfuerzo por conseguir más apoyos porque da por perdida la investidura. Este tiempo lo está utilizando para atacar al PSOE previendo que una posible repetición electoral.

Es tal el descaro del principal partido de la oposición que ha convocado un acto público de rechazo contra una supuesta Amnistía. No ha faltado tampoco la voz de Aznar alentando a una protesta cívica "como la que hubo contra el terrorismo". La verdad es que declaraciones como las de Aznar le hacen a uno pensar mucho. Es totalmente desconcertante escuchar a alguien que ha sido presidente del gobierno durante ocho años comparar una supuesta amnistía, de la que se desconoce todo, con el terrorismo.

Por si fuera poco, el sábado pasado, el señor Bendodo ha tenido la poca decencia de comparar al PSOE de Sánchez con la URSS "con purgas incluidas". Qué bien le vendría al PP mirarse al espejo. Es insultante que esas palabras vengan d el mismo partido que hace poco menos de un año asaltó la dirección nacional presidida por Casado para deponerle como presidente. El mismo partido que hace "vacío" sistemático a aquellos que no se alinean con las consignas. La misma formación política amante de los congresos pactados y no participativos...

En conclusión, el PP nos está haciendo perder el tiempo. El PSOE, ante semejante escenario, se está adelantando a negociar y tratar de lograr una investidura después de la parodia y el previsible fracaso del responsable de tanta pérdida de tiempo. A los intentos del PSOE, el PP pone un falso dramatismo. Feijóo sabe que no hay nada de amnistía, pero la necesita para tapar su ridículo, su fracaso, su absoluta falta de estrategia y la división que empieza a campar en sus filas.

En Asturias los populares han tomado muy buena nota de este arte de perder el tiempo. Sigue sin oírse la voz de la oposición. Probablemente esté ocupada en su eterna división interna (por mucho que algunos quieran ocultarla) y en responder artículos de opinión para defender –cual llanero solitario– al candidato impuesto. Como en la URSS, ¡cuánto ojo hay que tener con esos defensores acérrimos! Serán los primeros en abandonar para posicionarse ellos.

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