Opinión | Tormenta de ideas

Mamá

Es la primera vez en mi vida que los tres están lejos el Día de la Madre. Ahora es simple y llanamente la vida la que les hace alejarse de mí, de estos días. Yo sigo recordando en el día de ayer a la que se fue, a la mujer más importante de mi vida. Hace ya 41 años. Y es que puedo sentir aún su ternura, su risa, su regazo, en el que cuando yo acababa de ser madre, aún me refugiaba, porque sigue siendo el único sitio en el que me sentía totalmente a salvo, protegida. Era muy muy especial: mi amiga, mi psicóloga, pero ante todo, mi mami, con zapatillas que volaban y todo. Ella me animó a seguir mi vocación, aunque todo estaba en contra. Ella, sin hablar, y a kilómetros de distancia, sabía cuándo sufría… Lo presentía todo. Teníamos una conexión rara, que a mí a veces me asustaba. Ahora la tengo yo con ellos… Con mis hijos y mis nietinas. Ellos lo saben. Y les digo que soy bruja porque a veces sé lo que piensan o lo que van a decir o hacer, y ella, la princesa celta, me contesta que no, que soy bruja y hada. Así que me quedo con ese apelativo: brujihada. Cada Día de la Madre, quizás porque la perdí tan pronto y aún la echo tanto de menos, pienso si, cuando yo me vaya, ¿sentirán ellos lo mismo que yo? ¿Cerrarán los ojos como yo hago y notarán mi calor, como yo lo noto desde donde esté? ¿Hablarán conmigo como yo lo hago con ella? Creo que no. Ellos ya se han separado de mí hace mucho tiempo, algunos a muchos kilómetros y el otro aquí, pero cada uno con su vida como es normal; el nido vacío...

Pero es curioso, nunca lo he sentido tan vacío como ahora. Cuando quedamos solos, al principio, en esta casa tan grande, no me sentía como ahora. Era joven, aún me quedaba mucho por hacer, por vivir y quizás desapareció un poco el estrés de andar corriendo, de preocuparme si llegaban o no, si tenían cara de haberles pasado algo, la adolescencia de cada uno, etc. Pero ahora realmente no están. Han llegado ellas, mis nietas, y otro al que tendré pronto en mis brazos… Pero ayer, y tantos otros días, les echo enormemente de menos. Sí, sé que su carencia la suplen esas noches en las que me echo junto a ellas, les cuento las mismas historias y me adoran de la misma forma que lo hacían ellos. A veces confundo sus nombres, porque de alguna forma me siento también su madre, su grandmother, como dicen los anglosajones. Pero crecerán y se irán, porque así es la vida, y si estoy, no sé si podría resistir el segundo nido vacío. Mi madre me dijo cuando se iba que estuviera tranquila, que nunca se iría, que siempre estaríamos bajo sus alas. Y lo estamos, lo sé. Y lo que deseo con toda mi alma es que ellos, cuando sea mi hora, sientan lo mismo que yo siento una vida entera después de su partida. Que ella, siempre siempre está junto a mí. Que nunca se sientan solos porque su madre y su abuela, de una forma u otra, siempre estará con ellos. Les protegerá y ayudará. Feliz Día de la Madre atrasado a todas esas madres que ayer se sintieron como yo.

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