Varadero de Fomento

Toma el dinero y corre

La lana siempre incrustada en la vida municipal y aledaños

Alejandro Ortea

Alejandro Ortea

La loable pretensión de bajar los presupuestos y mejorar los servicios de un organismo público de gestión general suele acabar con peores servicios e impuestos más altos. Bueno, pues esto es lo que pretenden los mandamases de Gijón. De momento, ya han subido sustancialmente la basura y congelado el resto de impuestos y otros precios públicos, nada de bajadas. Esas cosas pueden decirse en campaña electoral, porque todos sabemos que de lo dicho en campaña a la realidad hay grandes trechos, pero no se nos pueden venir a contar estas cosonas ya asentados en las poltronas de mando. Bien es cierto que el bipartito más el sombrío tránsfuga augura un futuro poco claro al actual gobierno municipal.

Ya sabemos que los presupuestos que prepara Foro superarán cualquiera de los anteriores. Es normal, la inflación lo obliga, lo cual quiere decir que de algún sitio tienen que salir esos dineros de más, porque los gastos previstos tienen que cuadrar a los ingresos y no sabemos si el asunto consistirá en acudir a la deuda, provenga de entidades privadas o públicas, o en algún momento dado se acudirá a la ciudadanía para que provea. Esto último no gusta por igual a los dos socios: por la parte del PP gusta menos; la experiencia de otros lugares en los que los populares llevan la manija es que se ahorra por el lado de recortar servicios, y es de temer que, en última instancia por la parte forista se transija.

Andan buscando parné también los mexicanos futboleros de Orlegi, que no encuentran la suficiente "colaboración" por parte de las administraciones para sus poco claros manejos. Nadie está engañado y todo el mundo sabe que ellos lo arreglaban en un pispás poniendo unas casitas por los alrededores del estadio –hasta en medio del propio parque de Isabel la Católica llegaron a dibujarlo en sus delirios–. Ellos pretendían arreglarlo todo a la mexicana, es decir, dispuestos a repartir unas poquitas mordiditas aquí y allá. Una autoridad hubo de recordarles que por aquí las cosas no funcionaban exactamente de manera tan grosera, lo cual los tiene algo desconcertados y se quejan amargamente de lo difícil que es hacer negocios urbanísticos en estas latitudes. No se les niegan ciertas habilidades para los negocios a los de Orlegi, pero parece que evaluaron mal ciertos aspectos de los controles económicos existentes en el país. No es que no exista la corrupción, pero ni las formas ni las cantidades son las mismas que se llevan por tierras aztecas. De momento, confórmense con que la afición ande satisfecha con los resultados deportivos y vayan meditando sobre otra forma más delicada para abordar sus ansias constructoras, porque sus métodos aquí no les valen.

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