Opinión | Palabras con silencios

Conservadores y progresistas

Elecciones en la Conferencia Episcopal

Esta clasificación tan usual y tan engañosa que se utiliza sobre todo en política, también ha servido para describir a los más de 80 obispos que integran la Conferencia Episcopal Española. Digo engañosa, porque los autodenominados progresistas suelen militar ideologías pasadas y populistas, y ácratas y relativistas en la ética. Y los conservadores suelen ser muy liberales en la economía y cerrado tradicionales en lo moral. Hoy todo está muy confuso. En estas últimas elecciones, también colgaron el cartel de conservador a Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, y el de progresista al meteóricamente emergente José Cobo, cardenal arzobispo de Madrid.

Han sido sobre todo los portales mediáticos eclesiales, "RD", "Vida Nueva", "Infocatólica", "Infovaticana", "Religión en libertad"… los que han querido hacer campaña a favor de uno u otro. Es extraño que en los medios nacionales apenas aparezca información religiosa. Solo si la noticia es estrafalaria, frecuentes últimamente, síntoma del poco peso que va teniendo el "hecho religioso" o de la parca e insulsa información que emana de sus instituciones. La Iglesia que nació para anunciar es hoy poco anunciadora, excepto el mediático papa Francisco, pero para aplauso de unos y lamento y queja de otros.

Las elecciones tuvieron los resultados esperados. Salió elegido presidente Luis Argüello y vicepresidente el cardenal de Madrid. Como suele suceder, contentos unos y disgustados y lamentosos los otros. Los "progres" habían vendido que el cardenal Cobo era "el hombre del Papa". Tan seguros estaban de ello que han criticado después que el resultado "era una bofetada al papa". Abundan los falsos profetas. Incluso en los demás organismos como el comité ejecutivo (dicen que equivalente al consejo de ministros), al no haber sufrido cambios importantes, critican que ha sido esta elección una ocasión perdida.

El nuevo presidente es una persona consistente, de palabra clara, de discurso inteligible, con una rica biografía como laico y como sacerdote. Fue universitario comprometido, profesor notable de Derecho en la Universidad de Valladolid, Delegado de Justicia y Paz, y, ordenado sacerdote a los 34 años, pasó por todos los escalones hasta llegar al episcopado. Como secretario y portavoz de la Conferencia desempeñó un buen papel negociador con los estamentos civiles, con los resultados que con este gobierno se pueden obtener. Su experiencia es ahora muy importante.

La iglesia española se enfrenta a serios y preocupantes desafíos. Como Iglesia, porque se abre a una nueva época, y necesita paradigmas nuevos, lenguaje nuevo, con dialogo nuevo, con talante nuevo y espíritu nuevo, sinodal, no solo de clérigos, "en salida". Como española, porque los alarmantes problemas políticos, sociales, económicos, culturales también necesitan su palabra, su experiencia, su colaboración. La fe cristiana enriquece, dignifica a la persona, no la encorva, no la distrae, ni la superficializa. Le aporta valores. Este futuro llama la puerta.

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