Opinión

Fiestas y celebraciones

Educación para combatir el machismo

Me gustan las celebraciones. Mantienen viva nuestra memoria y forman recuerdos, así que creo que es bueno encontrar motivos para reunirse y festejar.

Para mí, el 8M es una celebración de todo lo conseguido, pero también un recordatorio de todo lo que falta. Festejar, pero también pasar dos veces por nuestro corazón (atendiendo a la etimología de recordar) para no olvidarse de lo que aún está pendiente que es mucho.

Cierto que, como casi todo (siendo benévola) se mercadea con el día en cuestión, sea este o cualquier otro y todo el mundo se apunta al carro de la igualdad o de cualquier otra causa como si fuese cosa de un día y no una actitud y un modo de comprender y de hacer funcionar el mundo.

Vuelvo a mi terreno. Si hubiese una base sólida en nuestra educación seguramente no tendríamos que escuchar o leer declaraciones diversas que, cuanto menos, denotan no conocer ni la historia ni lo que significa un movimiento como el feminismo.

Me encontraba el otro día unos datos sobre qué opinaba a este respecto la generación Z que es la que está en pleno proceso de formación para incorporarse a la vida adulta personal y profesionalmente. En esta generación, que tiene una mentalidad mucho más abierta que las anteriores para el tema de la identidad y del género, se detectan, sin embargo, una gran cantidad de rasgos machistas.

La pornografía tiene un peso importante en esos gestos; este es un tema serio que, desde todas las instituciones educativas y sociales habrá que abordar mejor antes que después. La juventud tiene acceso a ese universo solo con un click, así que, mientras se determinan cuestiones legislativas o tecnológicas que puedan proteger a los y las menores, creo que es fundamental que les demos herramientas para actuar de forma crítica y vayamos, de este modo, erradicando la imagen terrible que proporcionan este tipo de contenidos sobre las relaciones sexuales o sobre las mujeres

Este es solo un ejemplo de las muchas causas que están detrás de esos comportamientos; hay más, unas más simples y otras más complejas, pero al final, lo que subyace a todas ellas es una falta de educación que propicia la cultura del "todo vale".

Si utilizamos los principios fundamentales, como la igualdad, la equidad, la justicia, la inclusión o el bien social como arma arrojadiza, difícil será que puedan llegar a ser eso: principios y fundamentales.

Así que hay que educar y formar a quienes educan para que podamos celebrar y recordar con criterio. Tal vez de este modo, como dice la canción, consigamos no irnos de esta fiesta… ni de ninguna más.

Suscríbete para seguir leyendo