Opinión

No cuenta para nota

Aprendizajes y conocimientos en el aula

Estoy segura de que, en muchas ocasiones, nuestro alumnado, al ver que el profesorado está en reunión o que se junta para alguna actividad, se pregunta "¿De qué hablarán?", como si nuestra actividad tuviese un halo de secreto que nada tiene que ver con la realidad.

Como en cualquier profesión, cuando nos reunimos o coincidimos en distintos eventos es sumamente enriquecedor porque nos permite poner en común ideas, preocupaciones o inquietudes que, curiosamente, coinciden seamos del área o de la etapa educativa que seamos. Una de esas preocupaciones que nos ronda la cabeza tiene forma de pregunta hecha por nuestro alumnado: "Profe, ¿cuenta para nota?".

Quienes enseñamos sabemos el peso que tiene la calificación y como esta determina, en muchas ocasiones, la entrada a un grado, la obtención de una beca o cualquier otra cosa que suponga cuantificar el expediente académico. No seré yo quien le quite importancia a algo que sí la tiene (y mucha), pero mi reflexión va un poco más allá y tiene más que ver con el proceso de enseñanza-aprendizaje que con un cuestionamiento sobre las notas.

Nuestra sociedad es competitiva. A eso se le suma que medimos y valoramos todo y esto, inevitablemente, se lleva a las aulas. Así tenemos la combinación perfecta para que esa pregunta surja cuando se presentan actividades o tareas que van más allá del examen entendido de una forma tradicional.

De alguna manera deberíamos hacerle ver al alumnado que hay muchas cuestiones que sí están aprendiendo y que no entran, estrictamente, en sus calificaciones, pero sí en sus competencias (que, al final, sí redundan en sus notas). Creo que, en un aula, sea del nivel que sea, no solo hay conocimientos, hay también aprendizajes vitales o el desarrollo de lo que se llaman "las habilidades blandas"; a propósito de estas, nunca entendí porque se llaman así cuando creo que escuchar activamente o tener iniciativa (entre otras) es algo complejo que seguramente vamos aprendiendo durante toda nuestra vida.

Habría que desterrar la idea de que formarse es solo aprender una serie de conocimientos cuantificables en calificaciones; eso es solo una mínima parte, la punta de un iceberg enorme en el que lo que no se ve es todo eso que nuestro alumnado cree que no cuenta para nota porque no se cuantifica ni se mide, pero es clave para mantenernos a flote.

Tal vez deberíamos comenzar por explicar y entender que seguramente gran parte de las cosas fundamentales que se aprenderán en el ámbito educativo no tendrán una calificación, pero sí una gran repercusión. Quién sabe, puede que así la pregunta cambie por un "Profe, ¿y hoy qué hacemos" sin más (ni menos).

Suscríbete para seguir leyendo