Opinión | Vistas al mar

Fangoterapia y otros tratamientos

En un tratado de urbanidad que nos leían en clase a los niñinos de los años cincuenta había frases tan contundentes como "Buen porte y finos modales abren puertas principales", "La pereza es la madre de todos los vicios" y, sobre todo, "La ignorancia es atrevida". En internet, una eternidad de años después, localicé la siguiente: "El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona". Resulta que cada temporada se suele poner de moda alguna frase o palabreja y, si emana de quien ocupa el poder, acto seguido nos machacan como a pulpos hasta que todos la interiorizamos. De ese imaginario paritorio han salido joyas como "resiliencia", "gobierno de progreso" y "hace tiempo que vengo al taller y no sé a qué vengo", si bien mi santa sostiene que esta última es de una romanza de la zarzuela "La del manojo de rosas", de Pablo Sorozábal…sospecho que me armé un lío con los apellidos. En los últimos meses nos acosan con la palabras "fango" y "máquinas de fango" en sentido negativo, por lo que es evidente que no saben bien de lo que hablan…

-¡Ye verdá, Silverio!…el fangu ye buenísimu. Válme pa quitar impureces de la piel y el acné…la única pega ye que, según se diz, tien "efectu exfollante"…

-¡Ah madre, Veneranda!…¿y eso que yé?…

-Nun toi segura, fíu, porque leílo antiayer en les págines de salú de "La Nueva España" y non lo entendí a la primera…pa mi idea ye que quita les ganes del folleteo, porque eso de "ex" úsase pa indicar lo que ya non ye: ex maridu, ex sociu, ex amigues…

-…Y "Expaña"…

-¡Ay, non me asustes, Silverio!…¿qué ye, que ya votaron el referendum pa la independencia, ho?…claro, como toi too’l día faciendo hores extres pa poder pagar el recibu la luz y lo de autónomos nun tengo tiempu de enteráme de ná…

Pues no hay nada que hacer: a pesar de las evidencias científicas, se han empeñado en que el fango es malo y negativo y no hay quien los saque del error. Se ve que desconocen el efecto beneficioso de los lodos del Mar Menor, utilizados para la piel, el reumatismo y la artritis, o el de las mascarillas que venden en cualquier hipermercado junto a los salva-slips (¡cuidado!: aunque estén juntos en las estanterías, no confundir en qué zona se deben colocar, que luego vienen las quejas) y, sobre todo, los del Mar Muerto, que equilibran la piel grasa y proporcionan beneficios antienvejecimiento y…

-¡Quietu paráu!…¿del Mar Muertu, dices?…¡cóñi, pues con esi nombre el lodu d´allí nun parez muy fiable!

-¡Ah rapaz!…¿qué ye, que nun sabes que i pusieron esi nombre precisamente porque mataba les impureces de la piel?

-…Pues non…¡fíu, yes un pozu de sabiduría!

-Más bien un pozu de lodo, que ye lo que val de verdá…

-Ji, ji…

-Tú ríete, que la xente que va a los lodos del Mar Muertu rejuvenez tanto que tienen que volver a mándala al colegiu, a les clases de infantil, y los que tienen allí un negociu de funeraria nun venden ná de ná, por lo que dedíquense a convertir los féretros en estanteríes pa encajar dientro el microondes y coses po’l estilu…

En consecuencia, si algún político sigue interesado en atribuir a sus adversarios una tremenda perversidad, porque otros están lanzando -a mano o con máquina- algo malo, tienen que olvidarse del fango, porque es buenísimo, es algo parecido a que los herederos de la rumana doctora Asland estuvieran lanzando botes de "Gerovital H3", que rejuvenecían tanto a los usuarios que algunos acabaron llegando a ser un espermatozoide coqueteando con un seductor óvulo. Para sustituir al fango, hay alternativas, como decir que algunos "lanzan estiércol" o algo equivalente…

-¿Estiércol?…vamos, que tu quiés decir "cuchu", ¿non?…pues tampoco val en plan negativu, rapaz, porque el cuchu ye buenísimu pa fertilizar los árboles y tóo lo que sal en les güertes…¡hála, seguí-i pensando!….

-¡Ah Belorcio!…pa mi idea que tas tratando de boicoteáme toes les víes de escape…

-¡Qué va, ho!….pero sigue pensando a ver qué se te ocurre pa sustituir lo del fangu…al fin y al cabu ye un entrenamientu buenísimu pa’l cerebru…¿el qué, ho?…pues mira, el cerebru ye eso que queda en…

Suscríbete para seguir leyendo