La Magdalena, un tesoro de estrellas tras la puerta azul de la capilla de Cabruñana

El templo de la localidad de Grado guarda en su interior un sorprendente conjunto pictórico del siglo XVI que simula un firmamento

Las zonas rurales de Grado guardan pequeños tesoros del patrimonio municipal, no siempre suficientemente conocidos más allá de la localidad en la que se ubican. Entre ellos se cuenta la capilla de La Magdalena, también llamada de San Lázaro, en la parroquia de Cabruñana, con mucha historia y un conjunto pictórico interior que sorprende por su singularidad y belleza y en el que destaca la representación de un firmamento lleno de estrellas que cubre toda la bóveda. Quien se llegue al lugar, a unos cinco kilómetros de la villa moscona, debe buscar con la vista la actual iglesia parroquial que se ve desde la carretera y una vez allí tomar el sendero que conduce al cementerio. El paseo ofrece vistas panorámicas del pueblo y al acceder al camposanto se da con este templo de reducísimas dimensiones y que en realidad es la parte que queda de uno mayor que se derribó en la década de los años setenta del siglo XX.

La Magdalena, un tesoro de estrellas tras la puerta azul de la capilla de Cabruñana

La Magdalena, un tesoro de estrellas tras la puerta azul de la capilla de Cabruñana / P. Tamargo

La capilla vinculada hoy solo al camposanto de Cabruñana es la cabecera de lo que en su día fue la primitiva iglesia de Santa María Magdalena, de la que se prescindió para ampliar el cementerio. "El motivo de la destrucción vino justificado por la necesidad de ampliar la necrópolis y los restos templarios pasaron a cumplir la función de capilla cementerial", se lee en un panel existente en el Ayuntamiento de Grado en el que se refiere además que según el arqueológo Rogelio Estrada la edificación original respondía al estilo tardorománico rural.

"El antiguo presbiterio guarda una serie de pinturas murales (...) La obra se ha datado en los siglos XVI y XVII, aunque son de raigambre medieval", señala el mismo texto

Entre las pinturas conservadas hay imágenes del Salvador, de San Miguel y de los doce apóstoles y en la parte central de la bóveda destaca el cielo estrellado que hace tan peculiar esta obra. La advocación de la capilla "se debe a que en Cabruñana existió una malatería, donde se curaba a enfermos que padecían sobre todo enfermedades de la piel, siendo la lepra la más conocida y temida de todas", destaca además la descripción del Ayuntamiento.

Aunque el templo esté cerrado, el interior y las pinturas se pueden apreciar desde el exterior, a través de los cristales de la puerta ahora pintada de azul. De la historia de la reducida edificación da cuenta también un panel a la entrada del cementerio, que ofrece además la oportunidad de ver una antigua imagen en la que se aprecia la iglesia antes del derribo de la mayor parte de su estructura.