En 1981, en las excavaciones arqueológicas realizadas por Emilio Olábarri Goicoechea en la finca de La Castañera apareció una placa de cancel cuyo origen ha sido objeto de profusos análisis sobre la procedencia original del tablero y los singulares motivos que la decoran. La pieza se encontró ya fragmentada en cuatro pedazos en un lugar que se corresponde con el cementerio medieval de la desaparecida iglesia de Santa María de Lugo, asentada sobre el antiguo Lucus Asturum, y formaba parte de la cobertura de una de las tumbas halladas en la zona. Fue reutilizada en el enterramiento, explican varios autores, pues procedía de otro lugar, tal vez de un templo, afirman también profesores y arqueólogos.

Placa de cancel, tal y como está expuesta en el Museo Arqueológico. P. Tamargo

El tablero está actualmente expuesto en el Museo Arqueológico de Asturias, donde se data como de “Época Tardoantigua”. Pero sobre el marco temporal en el que puede estudiarse su origen realizó a finales de 2020 un magnífico artículo José Avelino Gutiérrez González , de la Universidad de Oviedo, en el que establece una serie de parámetros y datos para tratar de ubicar su cronología.

“El cancel de Llanera es una pieza singular en el contexto de las obras escultóricas altomedievales asturianas. Desconocemos la fecha de construcción de la iglesia de Santa María de Lugo y si contaba con mobiliario litúrgico como este cancel. Sabemos que estaba en uso su área cementerial entre los siglos IX y XII, y que en una de sus sepulturas de ese intervalo cronológico se reutilizó como losa de cubierta esta placa de cancel, ya en desuso. Por tanto, pudo pertenecer a una iglesia tardoantigua fundada en el siglo VII o a la iglesia altomedieval de Santa María de Lugo, mencionada en documentos de los siglos X-XII, a la cual se asociaría la necrópolis documentada en las excavaciones arqueológicas. Los rasgos estilísticos encajarían en ese marco de los siglos VII a X, para los cuales no faltan analogías, tanto en los modelos bizantinos y sasánidas de los siglos VII y VIII o en los broches visigodos del siglo VII, como en los omeyas de los siglos VIII y IX, que resuenan también en los relieves de Lillo y Naranco. La coincidencia de este último ciclo estilístico con la época en que la iglesia es mencionada en los diplomas escritos ovetenses aconseja prudentemente un enmarque cronológico en ese periodo, sin que deba descartarse completamente su confección en el siglo VII”, escribe el profesor.

El fragmento anterior forma parte del estudio titulado “Cancel altomedieval de Lugo de Llanera” y que se localiza en la publicación de la Universidad Autónoma de Madrid “Anejos a Cuadernos De Prehistoria Y Arqueología”, en uno de los números que se promovió como homenaje a la profesora Carmen Fernández Ochoa.

Detalle de los motivos de la placa de cancel. P. Tamargo

De la placa de cancel de Llanera llaman la atención los motivos labrados sobre la piedra caliza y Gutiérrez González también se detiene en ellos, pues “además de constituir un singular elemento de escultura arquitectónica altomedieval en Asturias, su interés radica, por una parte, en la escena esculpida, que representa el Árbol de la Vida con animales afrontados, un tema bien conocido y repetido en diversas culturas y religiones antiguas, con diferentes variantes iconográficas”.

De la escena central, formada por cuadrúpedos afrontados ante un árbol y una palmera sobre los lomos de cada animal, el profesor escribe: “Bajo las garras de las fieras el suelo se representa mediante una banda horizontal en cuyo interior se tallaron pequeños arcos simétricos a ambos lados del eje central (…) las cuatro figuras de cuadrúpedos (…) con cabeza redondeada, grueso cuello y ancho cuerpo, con la cola levantada en forma de S (…) No resulta fácil reconocer la especie a la que pertenecen, si bien parece tratarse de felinos de gran porte”.