Llanera es territorio de sendas y lugar para hallar mil y un rincones que van saliendo al paso del caminante, paisajes y patrimonio que a la vez le va hablando de la mucha historia que atesora este municipio nunca suficientemente conocido como opción para jornadas en las que disfrutar de naturaleza y cultura mientras se realiza una buena caminata. Y uno de los itinerarios que más puede mostrar al visitante es el que le lleva hasta San Cucao y hasta el objetivo de dar con la que fue morada de Diego Menéndez de Valdés, a quien apodaban "El Valiente", dueño y señor de la Torre de los Valdés que se negara a prestar auxilio al mismísimo Enrique de Trastámara. Pero alcanzar el punto en el que podremos conocer a fondo este relato es el fin de un trayecto de algo más de tres kilómetros si lo iniciamos desde Posada y de algo menos si lo hacemos desde otras localizaciones que también sirven como partida.
Si se decide arrancar la ruta desde Posada de Llanera, dejando allí el vehículo, hasta San Cucao se caminan unos tres kilómetros que en parte transcurren por una senda vallada en madera y específicamente preparada para el paseo, que ofrece panorámicas de las inmensas llanuras verdes a las que el concejo debe su nombre. Por la senda es habitual ver a personas que hacen a diario el trayecto como parte de una rutina de ejercicio.
El recorrido permite conocer también varios ejemplos del legado arquitectónico de las casas de indianos de Llanera, que en este tramo cuenta con varias, como la llamada Casa de los Pintado, aunque hay otras que nos salen al paso como "El Chalet", datado en 1900.
Si seguimos siempre en línea recta, cuando acabe el tramo de senda con valla de madera continuaremos por la acera hasta un cruce que nos indicará dirección Guyame. Hasta llegar a este punto iremos viendo carteles que nos señalan qué distancia vamos sumando a lo recorrido desde Posada. Este trayecto entre la capital del municipio y la parroquia se denomina Camín de San Cucao.
Una de las ventajas de este itinerario es que permite varias opciones para su desarrollo. Si no se quiere caminar de Posada a San Cucao, también se puede iniciar el trayecto a pie desde la iglesia de San Cucao.
El visitante puede hacer el tramo de Posada a San Cucao en coche y dejar el vehículo, por ejemplo, en la zona de la iglesia con parking y que suele contar siempre con espacio disponible para aparcar.
Si desde Posada vamos en coche en este primer tramo, el desvío para llegar al templo está perfectamente señalizado, unos metros antes del camino que hay que hay que tomar luego a pie hacia la Torre de los Valdés.
Una vez en la zona de la iglesia, el entorno y el propio templo ofrecen mucho qué ver allí mismo. Si se camina hacia la parte trasera, observaremos, a lo lejos, el palacio de Villanueva.
Loa alrededores del templo cuentan asimismo con vistas a las extensas praderas llanas de la zona y a las estampas de una Llanera rural, verde y tranquila a escasos minutos de los núcleos urbanos y a poco tiempo en vehículo de las grandes ciudades de Asturias.
Si se rodea a pie la iglesia también se ven los árboles plantados en su día como símbolo de la unidad vecinal de los pueblos que componen San Cucao y que están señalizados cada uno representando a una localidad.
Junto al templo, hay además un imponente tejo. Si de casualidad la visita se hace coincidir con una jornada de mañana dominical en la que haya servicio religioso, merece la pena acceder a la iglesia si está abierta para ver el retablo, una donación de Carmen Polo, cuya familia estaba vinculada a San Cucao y conserva casa en La Piniella, actualmente a la venta. Dentro también hay un sarcófago de piedra con historia.
Para seguir la ruta si se hace desde este punto de la iglesia, bajamos el camino que nos lleva de nuevo a la carretera de San Cucao. Una vez abajo, se gira a la derecha y a los pocos metros vemos el desvío hacia Guyame. Ya solo queda seguir recto, aunque ya será por un tramo de carretera sin acera en el que hay que ir atento porque hay tráfico, aunque suele ser escaso y lo que más verá el caminante son ciclistas.
En este trayecto que nos conduce en línea recta por la carretera hacia Guyame y hacia la Torre de los Valdés o castillo de San Cucao, como se conoce hoy en día al inmueble, salen a la vista de nuevo las extensas praderías llanas propias del concejo.
En este punto ya se observa el castillo a la derecha de la carretera. Es un espacio privado, aunque es perfectamente visible desde el camino que estamos realizando. Hay, además, cartelería que cuenta la historia del legendario fundador de esta emblemática edificación.
Y la historia que puede conocer el caminante llegado al castillo de San Cucao merece la pena. La cartelería informativa cuenta que "don Diego Menéndez de Valdés, a quien con razón apodaban ‘El Valiente’, dueño y señor de la Torre de San Cucao, se negó a prestar auxilio a don Enrique de Trastámara, quien luchaba por el trono de España contra su hermano el Rey don Pedro". Cuando murió el Rey y Enrique subió al trono, Diego fue perseguido y para ponerse a salvo se vio obligado a la reclusión en un monasterio gallego. Después de años y durante unas fiestas reales que se celebraban en Valladolid, el monarca pidió caballeros que tomaran parte en las luchas "y se presentó en la plaza vestido de negro y con el rostro cubierto por la visera del casco" y fue derrotando a todos a los que se enfrentó para entretenimiento del monarca. Este, finalizado el espectáculo, le preguntó quién era. "Soy un antiguo vasallo de vuestra Majestad, que no os quiso dar posada ni ayuda cuando Vos la demandasteis en San Cucao de Llanera, mi casa está arrasada y mis tierras sembradas de sal", se cuenta que respondió. "El Rey, como premio a su valentía, le devolvió sus tierras con el perdón. Don Diego volvió a Llanera y reedificó su Torre en el solar de la que había sido desmantelada por orden de Don Enrique de Trastámara", finaliza el relato que puede leerse a la entrada del lugar, un recinto privado en el que se acogen hoy eventos y banquetes.
Hasta la zona del castillo, originariamente del siglo XIV aunque muy modificado, puede llegarse también, por supuesto, en coche, aparcar en las inmediaciones y dar un breve paseo por el entorno, que ofrece aún más cosas al visitante.
En la localidad de Guyame se puede contemplar, unos metros más adelante la llamada Capilla del Diablo, de escaso valor a la vista pero muy llamativa por su curiosa historia.
En Guyame hay además un lavadero restaurado y por la localidad pasan otras rutas como la de los molinos, pues en la zona quedan vestigios de algunos, aunque en fincas privadas y no accesibles salvo que la casualidad le haga coincidir con el dueño por la zona y este le permita entrar.
Una vez conocido el entorno de Guyame se puede volver sobre los pasos hacia la iglesia de San Cucao si se ha dejado allí el vehículo. Y quien haya partido desde Posada puede regresar por otra ruta, caminando un kilómetro más hacia Ables y desde allí, otro medio kilómetro para alcanzar de nuevo Posada.