Nueva voladura en la central térmica del Narcea para derribar una de sus calderas

La estructura metálica, de 46 metros de altura y unas 4.600 toneladas de peso, es la cuarta demolición con explosivos que se realiza: "Me causa mucha nostalgia"

Así fue la nueva voladura en la central de Soto de la Barca (Tineo)

Demelsa Álvarez

Soto de la Barca (Tineo) vio caer este jueves una nueva infraestructura de la central térmica del Narcea. A las once de la mañana, tal y como estaba previsto, se detonaron los explosivos que sirvieron para demoler la caldera del grupo 2 de la instalación, una estructura metálica de 46 metros de altura y unas 4.600 toneladas de peso. La operación obligó a cortar el corredor del Narcea (carretera AS-15) a la altura de la localidad tinetense durante una media hora.

La voladura de este jueves es la cuarta que se produce desde que se iniciaron los trabajos de desmantelamiento de la instalación en el segundo trimestre de 2022. Las tres anteriores se realizaron el pasado mes de diciembre y sirvieron para derribar dos silos, las chimeneas del grupo 1 y 2 y la emblemática torre de refrigeración. Unas demoliciones que según apuntan fuentes de la compañía propietaria de la central, Naturgy, generaron un volumen de 6.400 toneladas de hormigón.

Las mismas fuentes explican que se opta por realizar las voladuras por ser “una de las técnicas más eficientes para el desmantelamiento de centrales, ya que minimiza los riesgos para los trabajadores, favorece la economía circular y contribuye a reducir el impacto ambiental”.

De nuevo, este hito en la desaparición paulatina de la antigua central térmica del Narcea hizo que algunos trabajadores, vecinos y curiosos se situasen en los alrededores de la instalación para inmortalizar el momento y ser testigos de la desaparición de una industria que marcó una época dorada en la comarca.

Especialmente emocionada lo vivió la vecina Pilar Iglesias, que a sus 79 años también tuvo que asistir a la desaparición de su pueblo para dar paso a la central térmica. Ella prefirió no estar en Soto de la Barca en las demoliciones anteriores porque sabía que le iba a afectar ver desaparecer de nuevo una parte de la historia de su localidad. “Me causa mucha nostalgia, me disgusta muchísimo porque trabajamos mucho aquí, dio mucha vida a mucha gente y le tenemos mucho cariño, además tanto mi marido como yo éramos vecinos del pueblín antes de hacer la térmica”, explicaba emocionada. Cuenta además que ella estuvo en la inauguración de la chimenea del grupo 3, pendiente de demoler, y pudo subir hasta su cima.

Con pena también asistió a la demolición de la caldera el vecino tinetense Javier Llamas: “Soy de la época que se hicieron y ahora ver esto desaparecer es increíble, no sé qué futuro tendrá esto, pero espero que algo bueno tendrá que pasar”.

Más escéptico se muestra Luis Ángel Menéndez, que fue vecino de Soto de la Barca, quien desconfía que se dé una alternativa de empleo en los terrenos que dejará vacíos el desmantelamiento de la central. “Naturgy en principio tenía que haber presentado un plan para desconectar la central y no se ha hecho nada ni se ha presentado nada, por lo tanto, no creo que se haga nada, ahí quedará el centro de transformación que hay y el resto quedará como una tabla rasa”, expone.

Tras el derribo de la caldera del grupo 2, aún quedará pendiente la demolición, también por voladura, de otros dos silos, de la chimenea del grupo 3 y de dos calderas más, que se realizarán a lo largo de este año. De hecho, la previsión de Naturgy es que el desmantelamiento quede completado en el primer trimestre de 2025.

La central térmica del Narcea comenzó su operación comercial en 1965 y la compañía solicitó autorización para su parada definitiva y cierre en diciembre de 2018.