La curiosa tarea de un grupo de alumnos de 15 años de Navia: reciclar para navegar

Los estudiantes construyen dos embarcaciones con 90 y 110 botellas de plástico y surcan con ellas la Dársena: "Descubrimos el principio de Arquímedes"

Ana M. Serrano

Ana M. Serrano

Jorge Fresno tiene 15 y se siente orgulloso de su último y curioso trabajo escolar: hacer una embarcación con botellas de plástico y probar su navegación. Para ello, él y sus compañeros de cuarto de ESO del colegio Santo Domingo «mezclaron» emoción con principio de Arquímedes y cultura naviega, por eso de navegar en la misma ría.  «Estoy muy orgulloso», cuenta el alumno mientras la profesora de Tecnología, Diana Álvarez, detalla con más ímpetu en qué consistió esta tarea escolar que se llevó muchas miradas al muelle de Navia. 

«En clase tocaba explicar esta teoría que dice que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido desalojado y nada mejor que experimentarlo en carne y hueso», cuenta la docente. Los trabajos de diseño y fabricación de las curiosas embarcaciones empezaron en noviembre. Participaron 17 alumnos que aprovecharon la estancia de un grupo de 14 estudiantes holandeses (con quien comparten el proyecto Erasmus+) para cerrar el proyecto con el momento «más ilusionante»: hacer la práctica en la ría. 

Los alumnos naviegos y holandeses, en la Dársena de Navia.

Los alumnos naviegos y holandeses, en la Dársena de Navia. / P. C. N.

Es la profesora la que explica, por partes, lo que han aprendido en este tiempo. «Un proyecto requiere constancia y esa fue una de las primeras lecciones», advierte. Los alumnos, todos deportistas, se ocuparon de recoger botellas de plástico que suelen verse vacías tras los entrenos. Así, «se da una segunda vida al plástico». «Saber trabajar en equipo fue otra de las lecciones», añade Álvarez.

Para poder hacer la embarcaciones, uno dirigía el grupo, otros se encargaban del boceto y el resto, de la mano de obra. Al final, se construyeron dos embarcaciones, una con 90 botellas de plástico y otra con 110. El día de botadura los nerviosos afloraron. Finalmente, se pudo oír una frase: «Fue un éxito». Tres alumnos se lanzaron a la aventura convencidos de que algo podía salir mal, pero también de que el principio físico que trataban de poner en práctica funcionaba. Son las botellas de plástico material flotante y es la teoría, «infalible». «Todo estábamos nerviosos», relata la profesora quien agradece a los tres alumnos que se subieron a las embarcaciones su «valentía». «Es importante el trabajo de todos, pero en el momento, hay que probar si la embarcación flota con uno de nosotros dentro y eso ya es otra cosa», apunta entre risas. Los alumnos navegaron por la Dársena naviega y más tarde contaron sus reflexiones. Rubén Anes habló de las dificultades para llevar a cabo el proyecto y de todo «lo que aprendí en este tiempo». «Teniendo en cuenta la cantidad de las botellas que necesitamos y que pudiera navegar una persona, no fue fácil», apunta. Lara Álvarez fue una alumna fundamental, según Diana Álvarez. Empezó con los cálculos y « se tiró a la piscina» desde el primer momento. El resultado de todo ello lo cuenta la propia alumna: «Estoy orgullosa de lo hecho; sin duda, es una metodología para aprender que me gusta mucho».  En buen desarrollo de la actividad colaboró Protección Civil de Navia.