Así fue el paso de los guilandeiros de Tineo por el pueblo de El Pedregal: "Presta mucho volver a verlos"

«Traen muy buenos recuerdos», señalan los vecinos al ver a los personajes de esta mascarada que también visitó Caeras

Al grito de ¡Viva El Pedregal!, los guilandeiros de Tineo tomaron ayer las calles de esta localidad para rememorar una tradición ancestral que vuelve a estar muy viva en el concejo. «Me trae muy buenos recuerdos, de cuando era cría», cuenta María del Carmen de la Cera tras fotografiarse con los «xamasqueiros», dos de los personajes que participaron en esta mascarada que cumple doce años de feliz recuperación.

Fueron los investigadores Elías Veiga y Rosa Fernández quienes hicieron el trabajo de campo para conocer las particularidades y los personajes de esta mascarada. Ellos armaron un grupo que año a año suma efectivos y ya puede presumir de cantera para que nunca más corra peligro esta tradición. «Claro que es un orgullo, pero no lo hicimos por eso. Queríamos recuperarlo y que no se muera. Nuestro objetivo es que todo el mundo sepa que en Tineo existieron los guilandeiros», apunta Fernández, convencida de que la cantera es «muy buena» para que este trabajo perviva.

Rosa Fernández también se mostró satisfecha con que el tiempo respetara su salida. Por la mañana recorrieron El Pedregal y, por la tarde, hicieron lo propio en la localidad de Caeras. «Tenía esperanza de que nos acompañara el día porque todos los años vamos teniendo bastante suerte y el tiempo respeta el pasacalles», señala la promotora. Apenas llovió en el El Pedregal, pero no pudieron esquivar las bajas temperaturas con las que amaneció Tineo.

Especialmente contento de recibir a los guilandeiros se mostró Tino Pertierra, que abrió las puertas de su casa para que los visitantes pudieran tomar un chocolate caliente. No se perdió detalle y se emocionó cuando, tras dar su aguinaldo, el grupo le rodeó para entonar una de sus canciones de agradecimiento. Observándolo todo también estuvo Carmen Huerta y su familia. «¡Qué merito tienen!», exclamó nada más ver la puesta en escena. Se desplazó desde Oviedo a propósito para no perderse la mascarada por el gusto de disfrutar de actividades «con raíces ancestrales».

Fue Jacinto García, presidente de la Asociación Cultural San Bartolomé, el encargado de guiar la ruta y hasta de parar el tráfico en la transitada AS-219 que atraviesa este núcleo. «Esta muy bien que haya actividad en el pueblo y que se mantenga esta tradición», precisó. Los que más disfrutaron fueron los más mayores del pueblo, como Alicia Fernández, de 85 años, que recuerda ver a los guilandeiros siendo bien niña. «Yo nací en Ansarás y allí los veía, recuerdo que tenía miedo a los personajes de los feos, presta mucho volver a verlos», relata, mientras aplaude su regreso.

En esta mascarada tiene un papel protagonista la pareja de novios, encarnada esta última década por el matrimonio formado por José María Mier y Elena Suárez. Él, natural de Reinosa (Cantabria) pero afincado en Tineo desde hace más de medio siglo, hace de Alvarina y ella se transforma en Joseín. «Hacemos esto porque nos gusta salir, divertirnos y seguir las tradiciones. Es una pena que todo esto se pierda, son cosas del pasado que hay que recuperar. Nosotros lo pasamos muy bien y disfrutamos como los indios», resume Suárez. Su «mujer» en esta singular comedia añade:«Hacemos fechorías, nos dan el aguinaldo y nos tratan bien. Lo pasamos en grande».

Los guilandeiros visitarán en marzo el colegio Verdeamor, el instituto de Tineo y la escuela de Navelgas, donde instauraron una Escuelina de Guilandeiros. «Estamos muy contentos con que nos llamen los colegios porque así quedará constancia que hubo guilandeiros», señala Rosa Fernández. Estas actividades sirven también para engrosar su cantera y que más niños como la pequeña Silvia García, que participa por segundo año consecutivo, se animen. «El año pasado me lo pasé muy bien», señala esta tinetense de 9 años. Con ella estaba Vanesa Lafargue, natural de Cuba, que a sus ocho años se animó a acompañar a la treintena de integrantes de los guilandeiros.

Faustino Bueno lleva ocho años ocupándose de representar el cargo de «chamasqueiro mayor» y está encantado de llevar esta tradición a los pueblos. «Esto es una cosa que la llevas dentro del corazón y te gusta llevar a los pueblos, a la gente mayor sobre todo, alegría y que pasen un momentín alegre con nosotros». Suyo es este deseo:«Que no se acabe esta tradición porque es digna de alabar».