El homenaje de Oviedo a Botero: flores para "La Gorda" de la Escandalera

"Su recuerdo permanecerá perenne en la ciudad a través de su obra", señala el Ayuntamiento tras colocar un ramo en la obra "La Maternidad" del artista colombiano fallecido a los 91 años

La escultura con las flores puestas por el ayuntamiento.

La escultura con las flores puestas por el ayuntamiento.

El Ayuntamiento brinda su particular homenaje al artista colombiano Fernando Botero, fallecido este viernes a los 91 años de edad, "cuyo recuerdo permanecerá perenne en Oviedo a través de su obra". Botero es autor de la escultura "La Maternidad", la popularmente conocida como "La Gorda" de la plaza de la Escandalera, donde el consistorio ha colocado un ramo de flores como recuerdo. Una imagen que ha atraído la atención de muchos paseantes y asistentes a los actos de las fiestas de San Mateo.

«La Maternidad» de Botero llegó a Oviedo, procedente de Rubí, en Barcelona, el 14 de febrero de 1996 y al día siguiente el entonces alcalde, Gabino de Lorenzo, se la presentó oficialmente a la ciudadanía. La escultura había sido donada por la empresa Oviedo de Cable. Se barajaba que había pagado por ella 75 millones de pesetas, aunque el dato no se llegó a confirmar nunca, y era, como todos esperaban, muy voluminosa: 2,46 metros de alto y 800 kilos de peso, subidos a un pedestal, en plena Escandalera, en pleno centro de la capital asturiana. 

La escultura había sido creada en 1989 por el artista colombiano y fue fundida en el taller de Mariani, en Italia. Para instalarla hubo que hacer algunas reformas en la plaza: se arrancaron algunos magnolios y se eliminó un quiosco. 

Los ovetenses no tardaron mucho en sustituir el nombre oficial de la escultura, una madre con su niño en las rodillas, ambos bien orondos, por un mote más familiar: «La Gorda», y así ha pasado al acervo popular, convertida en toda una referencia urbana y uno de los emblemas de la ciudad más fotografiados. 

A Fernando Botero le gustaba que sus esculturas estuvieran en la calle, donde el público puede acceder a ellas: «Es sinónimo de que has llegado a la gente, tienen ganas de tocar lo que tú has hecho. El contacto físico del espectador reproduce el gesto del artista al acariciar su obra».