A Michu se le distingue especialmente bien sobre el césped de El Requexón por dos cosas: su extrema calidad (se nota a leguas) y porque es, junto con David Rocha, el único jugador que se entrena con las medias subidas hasta las rodillas. Medias negras, pantalón negro y botas negras y rojas: inconfundible.

El ovetense es uno de los futbolistas más queridos y coñeros en el vestuario, generalmente con una sonrisa en el rostro, vigilado cada mañana por su padre, que suele ir al entrenamiento con LA NUEVA ESPAÑA bajo el brazo. Se nota que Michu está donde quiere, que siente donde está.

Sucede que el domingo viaja a Vallecas, el lugar que le catapultó a La Premier inglesa y de ahí a la Selección española. Estuvo sólo una temporada en el Rayo, suficiente para él: "Siempre he dicho que Vallecas es mi segunda casa y me llevé buenos recuerdos. Será especial", aseguró ayer el futbolista, que advirtió sobre el peligro del conjunto vallecano: "Están pasándolo mal, pero para mí es una de las mejores plantillas de Segunda", indicó. "Nuestro objetivo es el ascenso y va a ser complicado, pero vamos a ir a por los tres puntos", dijo, y elogió a la afición oviedista, de la que se siente parte: "Es la mejor de esta categoría y de las mejores del mundo", dijo.

Michu lleva meses sin ser titular, pero la baja de Toché por sanción le abre las puertas de la titularidad. Él dice que se encuentra "bien" pero, humilde, admite que, con la racha buena que lleva el equipo, "va a ser difícil entrar en el once". Hierro lleva toda la semana probando con él y Linares en ataque, ayer otra vez. "El equipo tiene mucho margen de mejora", dice el atacante, siempre ambicioso.