El faro del Albacete tiene sangre azul: el regreso de Riki

El canterano del Oviedo, clave en los manchegos, mejora las cifras de pase de todos los medios azules | Los pivotes de Cervera, superiores en el juego físico

Riki celebra un gol con el Albacete. | LaLiga

Riki celebra un gol con el Albacete. | LaLiga / Nacho Azparren

Nacho Azparren

Nacho Azparren

A Riki Rodríguez (Oviedo, 1997) el salto a la elite le ha costado más de los que sus condiciones futbolísticas dejaban entrever. No logró asentarse en el club de sus amores, el Real Oviedo, en una historia de idas y venidas que acabó con en tapón en el primer equipo y haciendo las maletas para buscar llegar por el camino largo. Tampoco fue el Burgos el que apostó por él. Ha tenido que ser a la tercera, desde Albacete, donde dio un paso hacia atrás (Primera RFEF) antes de ejecutar un gran salto hacia adelante. Hoy, el talentoso centrocampista del Albacete, producto genuino de El Requexón, pisa el Carlos Tartiere por primera vez en su carrera con una zamarra que no es la azul. Será su choque más especial.

Y tiene la cita algo de morbo porque la explosión de Riki Rodríguez como timón del sorprendente Albacete ("un espejo en el que mirarnos", según Cervera) coincide con una temporada en la que el Oviedo ha presentado los problemas más marcados a la hora de crear juego. Con Borja Sánchez lesionado durante mucho tiempo, sin Koba en una versión regular y con pivotes de perfil más trabajador que brillante con la pelota, el Oviedo ha arrastrado problemas en el juego durante toda la temporada. Ha habido momentos en el que los resultados sí han sonreído, y el balance defensivo suele ser de lo más fiable. Pero tanto a Bolo como a Cervera les ha costado encontrar la fórmula para encontrar el juego fluido que haga al equipo crecer en la clasificación.

Justo lo contrario que Riki, que en una plaza optimista, sin la presión de los resultados (es un recién ascendido) y con la confianza de Rubén Albés, es uno de los centrocampistas más vistosos de la competición. Lo juega todo en el Alba, 1.936 minutos, repartidos en 24 partidos, 23 de ellos como titular. Y lo hace con protagonismo en la elaboración. Olaetxea se encarga de la intendencia, mientras que el ovetense hace jugar a sus compañeros.

Sus datos en la competición ensalzan su figura. Más aún si se compara con los centrocampistas azules. Aunque hay que introducir el matiz de los diferentes estilos de juego, los datos en pases de Riki superan a los de sus competidores en el bando azul. Riki acumula 737 pases buenos en la Liga. El primer centrocampista del Oviedo en este apartado es Luismi, con 499, a una distancia notable. Detrás están Montoro (411), Jimmy (353) y Rama (352).

El del Albacete pasa más pero también ejecuta mejor. Acierta el 82,4% de los envíos. Camarasa, en un rato jugado, es el centrocampista azul más atinado: el 77,8% de sus pases son buenos. Le siguen: Mier (77,7%), Luismi (76,8), Mángel (75,5), Montoro (74,3) y Jimmy (73,7). También se impone Riki en un dato decisivo, el número de pases en el último tercio del campo (166), ya que solo Montoro (147) se le acerca.

Pero el Oviedo tiene una salida en el juego de la medular. La batalla física parece beneficiarle. Luismi, ausente hoy, se impone en el 58,3% de los duelos. Mángel (58), Jimmy (53,1) y Montoro (51,4) también mejoran a Riki (48.6). Su escudero, Olaetxea, le ayuda ganando el 54% de los duelos.

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