El Oviedo se hace mayor: triunfo vital en el Belmonte (1-2)

El equipo se repone tras un mal primer tiempo para, tirando de pegada, imponerse al Albacete con goles de Moyano y Seoane

Nacho Azparren

Nacho Azparren

El Oviedo ganó en Albacete el partido que conquistan los equipos grandes. Fue peor en la primera parte, pero ni perdió. Fue mejor en la segunda, y ganó. El triunfo ante el incómodo Alba (extraña que esté tan abajo) por 1-2 hace que el equipo de Carrión, por fin, se haga mayor en el campeonato. Era el triunfo que quedaba para confirmarse como un aspirante a todo. Y llega en un partido que tuvo mucha miga.

Albacete
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1 2
Real Oviedo
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0-1, min. 53: Moyano. 1-1, min. 64: Isaac. 1-2, min. 88: Seoane.

Alineación Albacete

Vaclik (1);
Isaac (2), Kaiky (1), Glauder (1), Silva (1);
Rai (1), Olaetxea (1), Riki (1);
Fuster (2), Quiles (1), Juanma (1).

CAMBIOS

Fidel (2) por Juanma y Pacheco por Rai, min. 61.
Ros (s.c.) por Riki, min. 88.
Benito (s.c.) por Kaiky, min. 90.

Alineación Real Oviedo

Román (2);
Viti (1), Luengo (1), Calvo (2), Bretones (1);
Colombatto (2), Luismi (3), Cazorla (1);
Masca (1), Bastón (1), Moyano (2).

CAMBIOS

Paulino (1) por Masca y Seoane (2) por Cazorla, min. 64.
Alemão (2) por Bastón y Dubasin (2) por Moyano, min. 75.
Millán (1) por Colombatto, min. 88.


González Francés (comité canario). Amonestó a los locales Kaiki, Rai, Quiles y Olaetxea e Isaac.

Carlos Belmonte: 7.000 espectadores, con cerca de 200 oviedistas en la grada.

Pocas veces se ha visto al Oviedo tan incómodo como en la primera mitad. No fue el destrozo que le hizo el Valladolid pero sí se puede comparar en cuanto a la nula capacidad de hilvanar un par de jugadas. ¿Le diferencia con lo sucedido en Pucela? Que en el Belmonte el equipo sí se agarró al partido y supo limitar daños. Eso es lo que hacen los candidatos.

Le costó al Oviedo la primera mitad y eso que la puesta en escena inmediata, la que sucede al silbido inicial, no fue del todo mala. Trató el Oviedo de asentarse con la pelota y la cosa es que tuvo un par de acercamientos en los primeros cinco minutos, uno de ellos reclamando una mano en el área manchega que no obtuvo sanción.

No tardó el Albacete en hacerse con el control del balón, algo muy poco habitual ante el Oviedo de Carrión, siempre tan atento con el esférico. Pareció sorprendido el conjunto azul, como si eso, que el Alba la quisiera, no entrara en los planes. Luismi hacía de ancla con Colombatto y Cazorla con más libertad por delante, pero costaba encontrar vías de accesos a sus botas. Crecieron Olaetxea y Riki en la construcción local pero sin apenas daños para la zaga azul. Tampoco es que el ritmo impuesto por los manchegos fuera trepidante ni muchos menos. Solo se veía algo de tembleque cuando Fuster recibía en condiciones.

Un intento tímido de Quiles fue lo más parecido a una oportunidad en el primer cuarto de hora. Pero el Oviedo no estaba cómodo. Luengo y Calvo regalaron un par de córners casi seguidos para demostrar que el partido se le estaba haciendo bola a los carbayones. Viti evitó con velocidad que el bullicioso Juanma se citara cara a cara con Román y solo Colombatto fue capaz de incordiar a Vaclik, meta local, con una falta que silbó junto al poste.

Tal fue la pobre imagen azul en los primeros 45 minutos que la acción más brillante protagonizada por los de Carrión recayó en el guante izquierdo de Leo Román. El que le retó fue Manu Fuster, al que cuesta verlo en Segunda División (parece lógico el intento en enero de Las Palmas por ficharle). El local recibió en una esquina del área y fintó solo con el cuerpo hasta ganarse un pequeño espacio. Suficiente para sacarse de la manga un tiro con toda la intención que iba rodando y rodando hacia el rincón. Pero Román es estiró hacia abajo, para hacerse grande, interminable, y meter la manopla justo cuando el Belmonte se disponía ya a festejar el gol.

A esa acción le siguieron un par de córners para el Oviedo y un disparo sin tino de Luismi que le permitieron al menos acabar el primer tiempo alejado de cualquier agobio, pero con la sensación de que durante todo el primer tiempo había sido inferior a su rival.

Introdujo un matiz Carrión al descanso, uno que parecía leve pero que funcionó de inmediato. Colombatto se situó en el perfil izquierdo del doble pivote, junto a Luismi, con Cazorla de claro media punta. Quizás fue ese retoque o un cambio de actitud pero el caso es que el Oviedo acumuló en 5 minutos tras el receso más llegadas que en toda la primera parte.

Viti probó los guantes de Vaclik al minuto de volver y a continuación chutó Cazorla en una falta que salió centrada. Moyano fue el siguiente, ahora con más libertad, en probar desde lejos.

La mejoría exprés del Oviedo tuvo el mejor refrendo posible, el del gol. Y fue un golazo. Primero, por cómo protege y da continuidad a la jugada Bastón. Después, por un pase sensacional de Colombatto a la carrera de Moyano. Precisión cartesiana. Después, por la definición del extremo a la red, tras toque previo el poste. Un 0-1 que premiaba 7 minutos de un ciclón azul.

Se ponía el panorama de cara para los azules, ese que tanto había reclamado Carrión en otras salidas. Pero lo cierto es que no supo gestionarlo el equipo. O puede que fuera mérito del Albacete, que pasó a dominar y acorralar al Oviedo.

Albés introdujo a Fidel que estuvo cerca de empatar en su primera intervención. La igualada, en todo caso, no tardaría en llegar. Isaac, exazul, pisó área, centró, rebotó la pelota en Bretones y a la segunda, acertó con la red. Pidió una falta Bastón en el origen que no fue concedida.

El golpe recibido fue aprovechado por Carrión para hacer cambios: Paulino y Seoane por Masca y Cazorla. El partido siguió abierto, nada que ver con el primer acto. El que diera con más contundencia se llevaría el tesoro. Bretones tiró en galopada pero Vaclik despejó con apuros. Silva respondió con un cabezazo desviado.

Metió Carrión a Alemão y Dubasin celebrando que el choque era de ida y vuelta. La tuvo “el pingüino” de remate acrobático tras un córner y Pacheco tras un error en la salida de Paulino.

El partido estaba en el filo, pero con la sensación de que el Oviedo había mejorado con los cambios. Pero en el filo al fin y al cabo. Dependía todo de un detalle. Cayó del lado azul y no puede decirse que fuera injusto. Centró Bretones con mimo y Seoane, desde segunda línea, en una de esas llegadas que en su día le convirtieron en referente en Segunda, llevó el balón a la red.

Fue el golpe definitivo. El que decidió el partido (pudo ser 1-3 pero el larguero escupió un chut de un muy buen Dubasin), y el que hace mayor al Oviedo, que ahí supo que no había más historia. Son tres puntos más y una barrera superada: la de fuera de casa. El equipo de Carrión sigue apuntando alto.

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