Oviedo, M. S. MARQUÉS

El 8 de julio de 1997 fallecía Santiago Gascón, cinco años después de ser elegido rector de la Universidad de Oviedo. Ahora, en el décimo aniversario de su muerte, la institución le rinde homenaje para, con la distancia que dan los años, recordar la figura del hombre que puso los pilares de lo que hoy es el departamento de Bioquímica y Biología molecular de la Universidad de Oviedo.

El Aula Magna fue testigo ayer de los muchos elogios que su trayectoria científica y su valía personal merecen. En presencia de su esposa, Amparo García Ochoa -compañera de licenciatura y de tesis-, que compartió asiento con los ex rectores Teodoro López Cuesta y Juan López Arranz y con el presidente del Consejo Social, Rafael Sariego, compañeros de investigación y autoridades académicas recordaron su figura dando prioridad a la faceta profesional.

Pedro Sánchez Lazo, vicerrector de Investigación, abrió el acto con un subrayado para malpensados. «Hay quien ha querido hacer una lectura política del homenaje. Nada más lejos. Los organizadores sintonizamos con distintas opciones y este homenaje aspira a ser una reunión científica de alto nivel». Una reunión con dos ejes: conferencias y recopilación de los trabajos científicos de Gascón en un volumen cuyo primer número fue entregado ayer a su viuda.

La Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular, de la que Gascón fue presidente, estuvo representada por Vicente Rubio, que sucedió a Gascón en el cargo y que realizó un recorrido por la vida de la sociedad bioquímica, destacando el congreso de 1990, presidido por el homenajeado.

Santiago Gascón coincidió al frente de la Universidad de Oviedo en los años que el hoy consejero de Educación, José Luis Iglesias Riopedre, era director de Educación. De esa etapa Riopedre conserva un excelente recuerdo del entonces rector. «Encontré en él a un hombre de gran inteligencia y profundo sentido del humor, un gran socarrón, un hombre de paz». A esos elogios sumó el Consejero la faceta científica que tanto destacaron ayer todos los intervinientes, subrayando la creación de una escuela «que situó lo que hoy se hace en Oviedo en el campo de biología molecular a la cabeza del mundo», y citó algunos de los logros conseguidos para la institución académica y para la Ficit, «que debe lo que es hoy al trabajo y las ideas del homenajeado».

«Santiago Gascón fue un rector que dejó huella». Para Juan Vázquez era lo que debe ser un «hombre comprometido con la Universidad y la ciencia». Con motivo de su fallecimiento, Vázquez publicó un artículo en LA NUEVA ESPAÑA titulado «Santiago», que ayer suscribió «sin cambiar ni una coma». En él no elude las discrepancias ni la rivalidad que «nos llevó a comprendernos», pero, sobre todo, esboza la semblanza de «un universitario íntegro y cabal, de los que practican una fe militante en la ciencia, en el estudio, en el descubrimiento; de los que se entregan con devoción y vocación a la enseñanza y al magisterio». Para Vázquez, Gascón era «de esa estirpe de hombres en peligro de extinción, que practican la honestidad a las claras..., que cuando se equivocan no se arredran ante el error hasta tratar de convertirlo en virtud...».

Tomaron la palabra también Fernando Moreno y Julio Rodríguez Villanueva, compañero y maestro. Ambos realizaron un recorrido por su trayectoria científica y universitaria, destacando su capacidad para conseguir fondos para los distintos grupos de trabajo de su departamento.