Oviedo, Javier NEIRA

El debate se celebró en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, en la tarde de ayer.

FERNANDO BALBUENA. Bueno, al inicio hubo unos gritos un poco desfasados. En el primer acto. Me refiero a la soprano, se apoyó demasiado, pero, en conjunto, todo muy bien. Creo que asistimos a una buena representación de «Lucia de Lammermoor», una obra tan conocida por todo el mundo.

TERESA VIGÓN. Bueno, pero de todos modos estuvo excelsa. En general la función fue buena. Quizás algún tempo se llevó un poco a la trágala. Parecía Rossini y los trabalenguas propios de Rossini.

FERNANDO BALBUENA. Lo que aquí, en el Campoamor, se ofrece está a la altura de lo que ves en París o en los mejores teatros del mundo.

TERESA VIGÓN. Vi más de una y de dos y de tras óperas en otros países y en buenos teatros que, si se ponen en el Campoamor, el pateo sería tremendo, porque aquí el nivel es muy alto y el público está acostumbrado a representaciones de verdadera calidad.

JAIME ÁLVAREZ-BUYLLA. El comienzo de la función fue regular, y los dos últimos actos estuvieron muy bien. Bros mejoró a lo largo de la velada. La soprano, en el sobreagudo de la primera aria, lo pasó mal. Pero en el «aria de la locura» estuvo bien, lo hizo bien, aunque es muy comprometida.

FERNANDO BALBUENA. El tenor, Bros, como siempre. Estuvo bien porque es un cantante que es de fiar, una condición muy importante y que el público sabe valorar.

JAIME ÁLVAREZ-BUYLLA. Y hay que destacar que se ofreció completa la ópera, algo que se hace pocas veces. Se ofreció la cabaletta del barítono dos veces, de doble vuelta, y el dúo de la soprano y el bajo y, asimismo, el dúo del tenor y el barítono. Conviene subrayarlo porque redunda en la calidad de la función. No es lo mismo ofrecer una versión convencional, más corta, a la que le faltan algunas cosas, que una versión completa, como la que se está poniendo en esta ocasión en el Campoamor.

TERESA VIGÓN. Lo habitual eran esos cortes.

JAIME ÁLVAREZ-BUYLLA. Sí, pero de una forma intermitente, porque aquí mismo, y precisamente Bros, ya cantó el dúo. Y antes, otra vez se ofreció, pero por el medio hubo representaciones en que se suprimieron esas partes. No hay una línea clara porque son distintos responsables de cada producción. Por eso merece la pena destacar que esta vez se ha puesto todo.

TERESA VIGÓN. Bueno, y el bajo, Felipe Bou, ha estado sencillamente inmenso.

JAIME ÁLVAREZ-BUYLLA. Y el barítono, paradógicamente, tenía registros de tenor.

FERNANDO BALBUENA. Y el tenor, lírico.

ESTEBAN FERNÁNDEZ-ALÚ. El bajo ciertamente llamó la atención. Destacó incluso por encima del resto de los cantantes, lo que no suele ser habitual en esta ópera.

TERESA VIGÓN. Lo habitual es contratar para esta ópera a un barítono y a un bajo de medio nivel para echar el resto en el tenor y en la soprano. Esta vez se ha contado con un grupo que es todo de gran calidad, y eso se ha notado en el resultado final de la función.

FERNANDO BALBUENA. Claro, los protagonistas principales son el tenor y la soprano y se escogen especialmente. Sin embargo, el conjunto es algo fundamental y esta vez se ha conseguido una buena selección.

ESTEBAN FERNÁNDEZ-ALÚ. la soprano Désirée Rancatore, por entrar en detalles, creo que estuvo bien, aunque con algún problema.

TERESA VIGÓN. Es que la ópera en general estuvo bien, pero no precisamente arrebatadora. No se llegó a esa magia que siempre vas buscando y esperando cuando asistes a una función de ópera y que, la verdad, sólo se alcanza algunas veces. Eso no quita para que se haya disfrutado. Yo, por lo menos, disfruté durante la velada.

FERNANDO BALBUENA. El público se mostró durante toda la representación muy a gusto, estaba entregado y se vio especialmente al final.

TERESA VIGÓN. El público de la primera función del Campoamor aplaude poco. Al menos eso es lo habitual. Sin embargo, esta vez aplaudió bastante. Me chocó el aplauso tras el sexteto y de ahí en adelante, y, sobre todo, al final las ovaciones fueron cerradas, con la gente entregada.

FERNANDO BALBUENA. Sí, el sexteto concertante marcó una inflexión en la representación y el público fue sensible a ese cambio.

TERESA VIGÓN. Bueno, los concertantes son preciosos, tengo una selección realizada por mí con unos cuantos, sacados de distintas óperas, que creo que merecen la pena.

ESTEBAN FERNÁNDEZ-ALÚ. Este concertante es el antecedente del de «Rigoletto», del cuarteto de «Rigoletto», o al menos así se suele considerar.

TERESA VIGÓN. Me pareció espectacular, muy espectacular, la iluminación. Excelente la utilización de ese elemento de la escena.

FERNANDO BALBUENA. Lo que no entiendo en este caso, como en otros muchos, es por qué se saca de contexto la representación, por qué se pone en un tiempo distinto.

TERESA VIGÓN. Pues a mí ese cambio no me molestó.

FERNANDO BALBUENA. Es teatro, es música, es acción. En el siglo XIX, en el largo período romántico, se buscan ambientaciones en la época moderna o en la Edad Media. En este caso, la acción está situada en el siglo XVII. Sin embargo, en la representación que acabamos de ver se cambia y se traslada a mucho después, y entonces lo que ves no es creíble. No se puede poner «Don Juan» en una central eléctrica, como acabo de ver en Estrasburgo. En una ópera no se modifica ni una nota, pues tampoco se debe tocar el resto. Si don Quijote vuela en «Clavileño», no cabe ponerlo a volar en un avión. Y lo que vale para una novela vale para una ópera.

TERESA VIGÓN. No lo veo así, es una obra de arte y, como tal, es interpretable. El director musical corta a veces trozos de la partitura. Y cambiar la escena es, asimismo, una forma de renovación.

FERNANDO BALBUENA. Si quiero ver una obra moderna, asisto a «West side story».

TERESA VIGÓN. ¿Quieres que sean todas realistas? En la ópera hay siempre una impostura.

ESTEBAN FERNÁNDEZ-ALÚ. Hay aspectos, categorías, que si se quiere se pueden trasladar al presente o a tiempos más recientes de los que indica el libreto. Pero en algunos casos si sacas de contexto las cosas el resultado es abracadabrante.

FERNANDO BALBUENA. No se puede poner «El trovador» en la I Guerra Mundial.

ESTEBAN FERNÁNDEZ-ALÚ. En este caso se traslada la acción a la época victoriana, en la que no caben esas peleas con los escoceses. Como no cabe «Rigoletto» en tiempos de Mussolini, porque se habría largado de partisano, rompiendo la historia.

TERESA VIGÓN. El meollo de todas las óperas es el tenor que se enamora de la soprano y el barítono que se interpone.

ESTEBAN FERNÁNDEZ-ALÚ. Bueno, pero entonces, en el límite, la oyes por la radio y pasas de todo.

TERESA VIGÓN. Las valoraciones son distintas, las voces, las escenas... por eso es importante ver una ópera como espectáculo total. Y es deseable no ver lo mismo que hace cien años.

FERNANDO BALBUENA. Es que es la misma ópera. No se puede cambiar el contexto histórico. En cualquier caso, la escena que nos han ofrecido era excelente, aunque no vi las tumbas.

TERESA VIGÓN. No hace falta verlas para imaginarlas.

FERNANDO BALBUENA. El libreto se hace a la medida de la música.

TERESA VIGÓN. O viceversa.

FERNANDO BALBUENA. «Fausto» es el pacto de un señor con el diablo, no con un médico.

ESTEBAN FERNÁNDEZ-ALÚ. Un espectáculo total que...

FERNANDO BALBUENA. Insisto, eché en falta la indumentaria del siglo XVI.

JAIME ÁLVAREZ-BUYLLA. Volviendo a las voces, la soprano estuvo bien al final; al principio, así así. Bros, que estaba tocado, estuvo magnífico en el último acto. El barítono, atenorado. Y el bajo, abaritonado.

TERESA VIGÓN. El novio, bien. Es un papel corto en el que se puede meter la pata con una enorme facilidad.

FERNANDO BALBUENA. Algunos que habían asistido al ensayo me dijeron que la soprano estaba inmensa. Pero no fue así.

TERESA VIGÓN. Bueno, cuando estaba en la directiva de la asociación también decía eso.

JAIME ÁLVAREZ-BUYLLA. Bros rompió una nota final en el primer acto.

TERESA VIGÓN. En otro orden de cosas, me acordé mucho de Julio Galán. Con Sagi hizo cosas magníficas en su día y en situaciones difíciles. Los aficionados de Oviedo tenemos una deuda de gratitud con él.

ESTEBAN FERNÁNDEZ-ALÚ. También cabe comentar cómo la flautista se subió al estrado del director de la orquesta, de la OSPA, que, por cierto, estuvo muy bien, para la escena de la locura. Recuerdo a San Narciso en una «Sonámbula» haciendo algo así, pero nunca lo vi en «Lucia».