“A las 11.15 horas me despido de Lioba y esposo. Voy caminando por el Parque Central (San Francisco), cruzo las vías del tren, por encima de La Argañosa, San Claudio, Loriana, Pontea (no paso por San Lázaro de Paniceres), Gallegos, con puente romano por encima del Río Nora. Aquí queda atrás el concejo de Oviedo y se entra en el concejo de Las Regueras”. Así comienza el diario que el alemán Herbert Simon, catedrático de instituto de Matemáticas, Física y Química en Colonia (Alemania), fallecido en 2003, escribió en julio de 1980. En estas páginas narra su recorrido desde Oviedo a Santiago de Compostela por el Camino Primitivo. Ayer, su hija Lioba Simon, profesora de Filología Inglesa de la Universidad de Oviedo, a la que alude en esas líneas andariegas, recogió el “III Premio Alfonso II. Los diarios del Camino de Santiago”, que organiza la Fundación Valdés-Salas con la colaboración de la Universidad de Oviedo y de LA NUEVA ESPAÑA. El premio fue concedido a título póstumo a Herbert Simon por las notas de aquellos nueve días en los que recorrió 368 kilómetros y por el gran impulso que supusieron para la ruta jacobea.

Herbert Simon, el 1 de julio de 1980, iniciando el Camino en Oviedo. | L. S.

Herbert Simon, el 1 de julio de 1980, iniciando el Camino en Oviedo. | L. S.

El acto de entrega del premio estuvo presidido por la Vicerrectora de Extensión Universitaria y Cultura, Carmen Adams, y contó con la presencia del presidente del jurado y patrono de la Fundación Valdés-Salas, el catedrático de Derecho Leopoldo Tolivar Alas. También estuvieron presentes el director general de Cultura del Principado, Pablo León; el concejal de Hostelería y Turismo del Ayuntamiento de Oviedo, Alfredo García Quintana; el presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, Laureano García; el presidente de la Fundación Valdés Salas, Joaquín Lorences, que este mismo mes recogió el galardón de “Asturiano del mes” que LA NUEVA ESPAÑA concedió a la Fundación, y la subdirectora general de este diario, Ángeles Rivero.

Lioba Simon, acompañada de su esposo, Ramón Jiménez, y de su hermana Monika, agradeció un premio que en palabras de la profesora universitaria, “va más allá del diario, reconoce su faceta de pionero, cuando defender el Camino era algo extraordinario”. Simon subrayó que “hace tres semanas mi padre habría cumplido 100 años y seguro que hoy estaría abrumado con este premio”. Al morir su progenitor, en 2003 y con 82 años de edad, su hija heredó su archivo. Allí estaba el diario y Lioba decidió presentarlo al galardón de la Fundación Valdés-Salas. “Mi padre era un melómano y cantaba siempre que podía, así que lo envié al premio con el seudónimo de ‘Tannhäuser’, el peregrino de la ópera de Wagner”. Ya el presidente del jurado, Tolivar Alas, había apuntado que “durante el Camino, Herber Simon se paraba a tocar el órgano en todas las iglesias que podía”.

En el diario, Herbert Simon cuenta cómo en Grandas de Salime conversa “con un joven herrero llamado José Naveiras”, más tarde conocido como Pepe el Ferreiro. O cómo el peregrino alemán charlaba con taberneros, curas o gentes de los pueblos. Pero la intención de hacer ese Camino Primitivo y registrarlo en un diario iba mucho más allá. Escribió que “andando se siente Europa”.

Como explicó ayer su hija, su padre era un apasionado del Camino y de Asturias. “Cuando en 1961 se construyó el Muro de Berlín, nosotros estábamos en Celorio”, recordó la profesora Lioba Simon. Ya en los años 70, Herbert Simon dedicó sus esfuerzos “al redescubrimiento y difusión del Camino de Santiago”. Primero lo estudió y luego lo recorrió. La primera vez fue en 1978, desde Roncesvalles. “Ese año solo llegaron a Santiago 13 peregrinos frente a los 350.000 de 2019”, subrayó Lioba Simon.

La segunda peregrinación que hizo su padre fue por el Camino Primitivo, la que recoge el diario ahora premiado. Fue en 1980. “Ese año llegaron a Santiago 209 peregrinos y probablemente él fuese el único que llegaba desde Asturias. En 2019 hicieron el Camino Primitivo un total de 15.715 personas”, apuntó la hija de ese pionero caminante europeista, un hombre que en 1985 emprendió la ruta jacobea desde la catedral de Colonia (Alemania). “Fueron unos 2.500 kilómetros que le llevaron dos meses y medio”.

En el diario de Herbert se refleja ese europeismo, ese entender el Camino como vía de unión entre culturas. Por eso ya en 1980 denuncia que el Camino Primitivo está sin cuidar, sin señalizar y en muchos tramos en mal estado. “Aunque adentrarse en el bosque llena de paz”, subraya. Ya pedía hace 40 años que el Monasterio de Obona, en Tineo, fuera restaurado y convertido en un centro de actividades para jóvenes relacionadas con el Camino de Santiago.

Esa defensa del Camino Primitivo, cuando ni siquiera se había puesto en marcha la campaña de promoción jacobea, le ha valido a Herbert Simon el reconocimiento a título póstumo de la Fundación Valdés-Salas. Ayer, en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo, a pocos metros de donde comenzó a caminar aquel 1 de julio de 1980, este caminante alemán se llevó un gran aplauso, más prolongado de lo habitual en este tipo de actos, tras la intervención de su hija Lioba al recoger el galardón.

Los representantes de las distintas administraciones presentes en el acto elogiaron el empeño de aquel alemán pionero, un hombre que ahora les impulsa a defender, como apuntó el concejal ovetense Alfredo García Quintana, que “Oviedo no es solo el origen del Camino Primitivo, es el origen del Camino de Santiago”.