Tanto afán había por dar continuidad al partido ante el Atlético de Madrid, que el Sporting prácticamente lo clavó. De todos los disfraces que podían elegir en este domingo de Antroxu, los rojiblancos lucieron dos. Durante setenta y cinco minutos se vistieron de equipo grande, dominador y autoritario y apabullaron a un Celta que, por más rotaciones que hiciera, formó un once que para sí quisiera Rubi. En esa hora y cuarto, a los rojiblancos sólo les falló la puntería, pero les sobró fútbol para haber goleado al conjunto celeste. De no ser por Rubén Blanco, al que le sienta tan bien el disfraz de superhéroe que sólo le pudo batir de penalti. Flotaba en el ambiente esa sensación de que el Sporting había perdonado y la voz de José María García retumbaba con aquella celebre sentencia. Berizzo atizó el fuego de la desconfianza con la entrada de Iago Aspas y en un minuto se le torció la Liga al Sporting. Los rojiblancos sacaron entonces el disfraz de pupas, cedieron dos puntos y pierden a Jorge Meré. Todo ello de manera absurda.

Con desventaja en el marcador, el Celta aumentó la intensidad de la presión. Rubi volvió a mostrarse lento a la hora de refrescar al equipo. Traoré, que daba síntomas evidentes de cansancio, perdió un balón que debió embolsar y el Celta buscó la frontal del área en dos pases. Rossi, que se impuso a Amorebieta en esta acción, dejó para la llegada como una flecha de Bongonda sin más oposición que Cuéllar. Jorge Meré escogió derribar al extremo belga. De Burgos Bengoetxea mostró la tarjeta roja y, lo que era una jornada de fiesta, se convirtió en un domingo de ceniza. La falta, al borde del área, perfilaba bien para un diestro, pero fue Iago Aspas el que tiró de pillería para mandar el balón raso por debajo de la barrera. Inalcanzable para Cuéllar. Y de pronto, lo único importante era resistir.

El punto supone un paso corto para el Sporting, que se queda a dos puntos del Deportivo y con la esperanza de que la sanción a Meré no vaya más allá del Nou Camp. Lo malo de las victorias morales es que no te acercan al objetivo. Parece seguro que el Sporting tiene muchas más opciones de conseguir la permanencia con el fútbol que está desplegando ahora, pero la rentabilidad está siendo escasa. A un equipo con la necesidad que tienen los rojiblancos no se le puede escapar un partido en el que genera este caudal ofensivo.

Al contrario de lo que sucedió ante el Atlético, cuando el equipo salió reforzado a pesar de la goleada en contra, el empate ante el Celta deja un regusto amargo. El sportinguismo se pregunta qué tiene que hacer su equipo para cantar victoria, si no alcanza con el fútbol de ayer. Difícilmente, el Sporting va a jugar mejor de lo que lo hizo ante los reservas del Celta. El premio es corto.

El punto no alcanza para el objetivo de escapar de la permanencia. Es cierto que el Sporting da síntomas evidentes de mejoría, pero sigue siendo un equipo tierno en las áreas. Y ahí es donde se deciden los puntos. Sin tiempo para lamerse las heridas, los rojiblancos visitan al Barcelona. Será interesante ver cómo plantea Rubi esta cita, que se celebra unos días antes de la gran final ante el Deportivo. Como no cabe otra que ser positivo, hay que quedarse con esos primeros setenta y cinco minutos de buen fútbol, y soñar con que a los atacantes rojiblancos se les afine el olfato.