No pudo ser. El Sporting de Baraja acabó ahogado en la trampa de un terreno de juego en unas condiciones ni mucho menos óptimas para la práctica del fútbol. O al menos de ese tipo de fútbol que busca el Pipo y que agrada a la afición rojiblanca de fino paladar. Aunque en un derbi lo que más hubiera agradado por encima de todo hubiese sido la victoria, con independencia del juego desplegado.

Optó Baraja de mano por dar continuidad al mismo sistema y al mismo once que tan buen resultado le había proporcionado en el último encuentro disputado en El Molinón. Quizás ahí se le pueda reprochar al entrenador rojiblanco el haber mantenido con ello a algún jugador o jugadores, que por sus características físicas y de juego, a priori no parecían los más indicados para el estado del "césped" del Carlos Tartiere.

Aun así, no salió mal el Sporting, que supo aguantar sin excesivos problemas a un rival que desde el primer instante buscó en la lucha cuerpo a cuerpo el mejor aliado para desequilibrar un partido que se presentaba igualado. Por eso, cuando Jony adelantó a los rojiblancos en el minuto 21, más de un seguidor sportinguista pudo creer que lo más difícil se había conseguido.

Ahí pudo estar el gran error de este Sporting: no saber remar a favor de corriente. Apenas habían pasado diez minutos del gol de Jony, cuando en un desajuste defensivo, Mossa dio el primer zarpazo de la tarde para los azules.

De ahí al descanso lo más destacado fue un gol bien anulado a Linares por fuera de juego y una entrada con los dos pies por delante de Forlín a Santos al borde del área, merecedora como mínimo de tarjeta amarilla, pero que no fue señalada siquiera como falta. Con esto último no se pretende en absoluto señalar al árbitro como culpable de nada, pero sí es cierto que su forma de arbitraje se amoldaba a la perfección a lo que necesita un equipo muy agresivo como es el Oviedo y en un campo en las citadas condiciones.

En todo caso, quien no se supo adecuar casi nunca a la situación fue el Sporting. Menos aún cuando apenas iniciada la segunda parte, se dejó de nuevo ´comer la tostada´ para que otra vez Mossa, con un soberbio remate a la escuadra, pusiera por delante a los locales.

Y si el Sporting no había sabido remar cuando la corriente le era favorable, aún supo menos hacerlo cuando se tornó en su contra. Siendo realistas, en la segunda parte el Oviedo hizo aún más suyo el partido, sintiéndose a cada minuto que pasaba más cómodo en su rudimentario pero efectivo estilo de juego. Que en la rula no preguntan, apuntan. Incluso donde no hay mar.

Por su parte los de Baraja, cada vez que tenían la posesión del balón, buscaban hacer justo lo contrario que tocaba hacer visto el panorama: tocar y tocar sin apenas conseguir salvo muy contadas ocasiones, llevar el balón a zonas de peligro. Y una vez más también, el Sporting se mostró inocente e inofensivo en las jugadas a balón parado de las que dispuso. De éstas, sólo cabe reseñar un lanzamiento de saque de esquina envenenado del debutante Santana.

No fue el canario el único en debutar de los recién llegados en el mercado de invierno. También lo hizo el otro canario: Nano Mesa. Ambos en el tiempo en el que estuvieron sobre el campo, dieron muestras de poder aportar su granito de arena a este proyecto de Torrecilla, que de no enderezar cuanto antes su rumbo, corre serio riesgo de acabar en naufragio.

Aun siendo doloroso perder el dichoso derbi y más habiendo dado la sensación de no haber sabido afrontar el encuentro y de adaptarse a él como se debería haber hecho, no queda otra que aferrarse a lo típico en estos casos: "queda mucha liga por delante". Y es que además es cierto. Pero para poder de verdad optar a meterse siquiera en el playoff (premio menor para un equipo que se había anunciado como primer candidato al premio mayor), es necesario que cambien bastantes cosas. Empezando por recuperar la solidez defensiva, especialmente fuera de casa, que es donde sigue la sangría de puntos.

El mundo no se acaba por perder un partido ni aunque sea el derbi, cuando quedan aún 51 puntos en juego. Y la mejor forma de demostrarlo y de digerir cuanto antes este ´palo´ recibido, es ganar la próxima semana a un Numancia que llegará cinco puntos por delante de los rojiblancos, pero que podría irse de la vera del Piles a sólo dos. Eso sí: que llegue cuanto antes el sábado.

Post Scriptum: como siempre espectacular el apoyo de los seguidores rojiblancos desplazados con su equipo. Pero viendo la cantidad de asiento vacíos a su alrededor, la pregunta es entendible: ¿llamó durante la semana alguien del club para mediar en un posible mayor número de entradas disponibles para los suyos, de las 1200 pactadas inicialmente?