Cote, el momento en el que "más hay que creer" en el Sporting y la persona que le cambió: "Si lo hubiera conocido antes..."

"Ahora el tema mental es lo más importante y espero que sepamos manejarnos", dice quien echa de menos a Preciado, admira a Luis Enrique e idolatra a Totti y Diego Castro

José Ángel, Cote, ayer, en Mareo, durante su encuentro con LA NUEVA ESPAÑA.

José Ángel, Cote, ayer, en Mareo, durante su encuentro con LA NUEVA ESPAÑA. / Ángel González

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

"Te damos mucho ánimo, mucha fuerza, estamos todos contigo. Esperamos que te recuperes lo antes posible y puedas estar en El Molinón con nosotros, ayudándonos en este tramo final de la temporada". José Ángel Valdés Díaz (Gijón, 1989) inicia su encuentro con LA NUEVA ESPAÑA con un mensaje de apoyo a Juanele. Cote, el mejor futbolista salido de Roces tras el Pichón, transmite optimismo y cercanía en todo y a todos quienes le rodean. Futbolista de carisma y carácter sencillo, esto último, en peligro de extinción en el fútbol, el también capitán rojiblanco lanza un mensaje de tranquilidad en tiempos de nervios por la necesidad de reaccionar para lograr el ascenso.

–¿Cómo está el equipo?

–Dolido. Después de una derrota, más en casa y por cómo se produjo, fastidiado. No queda otra que levantarse. Estamos mentalizados de que tenemos otro partido importante. Tenemos que ganar y se verá todo diferente.

–¿Qué está faltando?

Controlar los partidos. Si vamos ganando, falta tener ese control y esa paciencia.

–¿Cómo se recupera esa faceta?

Insistiendo y teniendo en cuenta lo que hace cada uno en el campo. Tenemos que jugar más a lo que queremos nosotros y no tanto a lo que quiere el rival.

–Tenían el empate ante el Amorebieta, y se escapa. La victoria ante el Racing, y se escapa. ¿Hay sensación de que el play-off también se escapa?

No. Ahora el tema mental es lo más importante. Y espero que nosotros sepamos manejarnos en ese ámbito y sabernos lo suficientemente fuertes para ser capaces de estar ahí hasta el final.

–Usted las ha visto de muchos colores, es veterano. ¿Cómo contribuye desde esa experiencia?

Más que hablar, procuro actuar de la manera correcta. También me fijo en otros jugadores de la plantilla e intento copiarles en eso.

–¿En quién?

En gente más veterana: Cali, Gio (Zarfino), Roque e incluso Nacho Méndez, que lleva muchos años aquí y sabe lo que es el Sporting. Muchas veces es estar tranquilos y dar ejemplo sabiendo que hay momentos del partido en los que igual es más beneficioso dar un pase atrás.

–En El Molinón los pases atrás no siempre se entienden.

Bueno, ya... A la gente también la entiendo porque estás fuera, con la emoción… A mí me pasa con otros deportes, pero al final, el que está dentro, sabe que eso puede ser beneficioso. Son detalles.

–El play-off ha estado en torno a los 65 puntos en los últimos diez años. Tienen 49. ¿Le salen los números?

No hago cuentas. Pienso en ganar al Mirandés, estar mentalmente fuertes, y al siguiente partido hacer lo mismo. También es verdad que está todo muy igualado esta temporada, igual por puntuación está más barato, pero va a costar mucho subir. Es mi sensación.

–Consiguieron volver a ilusionar a la afición con un inicio prometedor. ¿Palpa ahora en el ambiente una menor confianza?

Es el peor momento para ser negativos y pensar en todo lo malo. Ahora es cuando más hay que creer en el equipo y más positivo hay que estar. Creo que nos tenemos que mantener fuertes y firmes así, hasta el final, porque todo puede pasar. Es normal que aparezcan dudas, pero insisto, es cuando más positivos tenemos que ser, tanto la afición como nosotros.

–¿Qué supondría para usted ascender?

–Ya lo dije en su día, pues para mí sería mi título en el fútbol. Tampoco gané mucho (se ríe), pero sería lo más. Esperemos que sea así. Hay mucha igualdad, a todos les cuesta ganar, siempre. Lo mismo que nos pasa ahora a nosotros les va a pasar a los demás equipos.

–¿Encontró lo que esperaba cuando decidió regresar?

–Me esperaba que fuera todo así. Conozco el club y a unos trabajadores que son todas personas increíbles, humildes. Son más importantes que todos nosotros, por eso queremos darles alegrías.

–No es fácil irse del Sporting, volver y conseguir el carisma que tiene usted.

–No soy consciente de ello. Si decir lo que pienso, ser como soy, conecta con la gente, pues se lo agradezco a ellos. Soy un privilegiado.

–¿Nunca dudó ante el tema de volver?

–Vi cómo regresaba Javi Fuego y para mí, como aficionado, me parecía lo máximo. En cuanto se dio la posibilidad, quise. Es lo que sentía como sportinguista.

–¿Qué echa de menos de su anterior etapa en el Sporting?

–No sé… (se lo piensa). Han cambiado muchas cosas. Quizá que no esté Preciado aquí. Es un símbolo. Dejó huella.

–Usted que es un tipo sencillo, dígame... ¿Tanto ha cambiado el fútbol para que antes en una rueda de prensa todo el mundo entendiera a los entrenadores y ahora se abuse tanto de los tecnicismos?

–(Sonríe). Desde que Guardiola llega al Barcelona (como entrenador), que a mí me pilla ahí, justo, empezando, esa forma de jugar nos deja a todos perdidos. Hay una evolución a nivel táctico que nos hace a todos mejorar, aparece el "big data" y todo el mundo estudia cómo empezar a defenderse. Empieza a ser todo más complejo. Hoy en día todo equipo tiene un rigor táctico, todo más difícil. Por eso quizá al espectador también se le hace por momentos más aburrido. No hay espacios, casi no hay ocasiones…

–¿Y en cuanto al discurso?

–Creo que antes los entrenadores eran más de soltar lo primero que se les venía a la mente y ahora hay que tener más cuidado. Ya sabe, están las redes sociales, el riesgo de que se haga de algo una bola gigante… Hablo desde periodistas hasta aficionados. Está el ejemplo de Luis Enrique, mire cómo responde ya porque sabe que no paran de tirarle y tirarle. Muchas veces se ríe de ellos. Es el mejor. No lo digo yo. Lo dice gente como Messi o Luis Suárez.

–Usted tras el derbi también se dejó ver en redes…

–Entiendo la piquilla con la afición del Oviedo. Está bien, tiene que existir, ojo, sin llegar a las manos ni esas cosas. No suelo meterme en follones, pero contesté porque somos 26 en plantilla y me fueron a decir a mí que no era de aldea cuando soy el único que tiene ganao (se ríe). En redes la gente quiere opinar y criticar de todo y, a veces, estar callado es lo mejor.

–Usted sigue yendo a la granja de su padre en Porceyo, su familia sigue viviendo en Roces…

–Es importante para mí no alejarme de lo que soy y de cómo soy. Me hace tener claro que vengo de ahí, no confundirme porque ahora pueda tener más dinero o porque me vayan las cosas bien. Eso siempre me ha ayudado a no perder la cabeza.

–¿Tiene tarea asignada? ¿Le toca cuidar de las vacas, ir la hierba y esas cosas?

–Voy todas las semanas. Me gusta ver lo que hace mi padre y que mi hijo (Nel, de dos años) también vea todo. En verano, que él tiene más trabajo, echo una mano por si hay que arreglar el tractor y esas cosas.

–El motor, otra de sus pasiones. ¿Sigue madrugando para ver la Fórmula 1?

–Me gusta, pero de mecánica no tengo ni p… idea, ¿eh? (se ríe). Ya no me meto madrugones por la Fórmula 1. La sigo, y también sigo apoyando a Alonso.

–¿Tiene contacto con él?

–No, no. Pero es asturiano, hay que apoyarle y además es muy bueno.

–Volviendo al fútbol, ¿con qué momento de su carrera se quedaría?

–A ver… Ahora estoy muy bien, feliz. También mi etapa en el Eibar la disfruté mucho. Creo que el actual y el de Eibar han sido mis mejores momentos.

–Más que Roma, Oporto, Real Sociedad…

–Ahí no estuve mal eh, la Real además es otro gran club, muy parecido al Sporting, pero son otras dimensiones y si me da a escoger…

–¿El compañero que más le impactó?

–Uf… tuve muy buenos compañeros… Totti, uno de los más grandes de Italia, para un chaval como yo entonces… Solo lo había visto en el FIFA (videojuego). Totti y Diego Castro.

–¿Una meta que se le haya resistido? ¿La selección?

–No, porque si no me llamaron sabes que es porque no has podido dar el nivel y ya está. Sigo diciendo el ascenso. Es una responsabilidad con esta ciudad.

–¿Los entrenadores que más le marcaron?

–Preciado, Luis Enrique y Mendi (Mendilibar).

–¿Qué cambiaría de su carrera?

–(Se lo piensa). Haber sido al principio tan aplicado y responsable como ahora.

–¿En qué? ¿Descanso? ¿Alimentación?

–En esas rutinas, esas pautas. También haber conocido antes a Mendilibar pienso que me hubiera ayudado a llegar a ser mejor futbolista.

–¿Cómo de importante sigue siendo su abuelo Pepe en su etapa de futbolista?

–Mucho. Me echa las mismas broncas que el primer día. Lo más difícil de perder es siempre tener que darle explicaciones después. Está preocupado, se disgusta por el Sporting y teniendo al nieto ahí, más.

–¿Qué le pide?

–Que mueva el balón más rápido y, sobre todo, que tire. Y es verdad que me está costando tirar.

–Usted es también padre ahora. ¿Hay heredero? ¿Qué consejos le da a los niños que quieren ser como Cote?

–De momento le da patadas al balón, es muy pequeño. A los niños les digo que jueguen y se diviertan. Hay que jugar, jugar y jugar. Así van a evolucionar, y no pensando en el dinero que pueden ganar como futbolistas. Cuando yo era niño no había esa visión tan capitalista. Al menos, yo era más inocente con eso.

–Usted es un hombre muy de izquierdas en un deporte muy ligado al capitalismo.

–No sé si es así, sé mi forma de ver las cosas y mi opinión es que los políticos tienen que hacer políticas para ayudar a la gente trabajadora y a los que menos tienen. No beneficiar a los que más tienen. Es mi visión. Si eso es ser de izquierdas, lo seré.

–Es íntimo de Guille Rosas ¿Hay algo del Cote joven en él?

–Puede ser… Compartimos habitación, es un tío con muy buen fondo, cariñoso con el mi guaje…Reñimos mucho también ¿eh? (se ríe). Me gusta relacionarme con gente más joven. Me ayuda.

–Tiene un año más de contrato ¿Le queda fútbol hasta…?

–No quiero decir nada. Hay que ir viendo. Mientras me encuentre bien y siga aportando, encantado. Espero que sean muchos más años, pero día a día.

–¿Y después del fútbol?

–Debe ser que no me quiero ver aún en ningún lado, porque no lo sé. Ni me paro a pensarlo, ni tengo negocios, ni historias… Ya veremos.

Suscríbete para seguir leyendo