Oviedo, E. URQUIOLA

La cantante Linda Leonardo en un «fado menor» expresa: «Cuando Dios formó las rosas en este paraíso encantado, se cayó una, se deshojó y de ahí nació el fado». Así lo expuso el psiquiatra y escritor Ángel García Prieto durante el coloquio «El fado, la música de Lisboa que conquista el mundo», celebrado el lunes en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. En el acto también participaron el crítico musical Miguel Ángel Fernández, director de «El fado» en Radio 5, y Chema Fernández, técnico de sonido.

Miguel Á. Fernández y Ángel García Prieto, autores del libro «El fado, de Lisboa a la vida», hicieron un recorrido por grandes representantes de esta música como Argentina Santos, Camané, Mariza, Cristina Branco, Linda Leonardo o Ricardo Riveiro, para exponer, según palabras de García, «un fenómeno que mueve la sensibilidad de las personas que lo escuchan». Asimismo, explicó que en los fados existen divisiones. Por un lado, se encuentran los más primitivos, de más de 150 años de existencia, que provienen de los llamados «fado menor», «fado corrido» y el «fado mouraria», que cuentan con una melodía muy elemental y una estructura en la que cantante y músicos pueden hacer distintas versiones. Por otro, están los «fados canción», que nacen en los años veinte, poseen una letra más elaborada y un estribillo, «cosa que no tiene nunca un fado tradicional». Para García, el fado es vivencial, «no se trata simplemente de cantar bien», sino de transmitir sentimientos y emociones. Por ello, considera que las personas mayores, que han tenido más experiencias que los jóvenes, «lo suelen hacer mejor».

Por su parte, Miguel Á. Fernández quiso recalcar que gracias a la tecnología y a la globalización podemos vivir «la revolución que supone el conocimiento del fado en todo el mundo», que comienza a llenar expectativas de la gente a la que le gusta la música y que busca vías distintas a las del pop o del rock. CLUB PRENSA ASTURIANA