Estimado amigo: Hace algunos años que con motivo del pleito que sostenemos los vecinos de esta zona (más de 600) con la central térmica de Soto de Ribera, por parte de dicha industria se dijeron más de cuatro chorradinas, pero sin ir jamás al grano de la cuestión, que es la pertinaz polución que nos arruina todo.

Con motivo de la reforma que se piensa llevar a cabo en la central térmica se repite lo anteriormente dicho, en espacio de dos días, LA NUEVA ESPAÑA publica, el primero, que se levantará una chimenea de 200 metros, que la contaminación está dentro de los índices tolerables; al otro día, que la chimenea no será tan alta, porque en un plazo de uno o dos meses se pondrán nuevos métodos para reducir la polución. ¿Es que esto no se creyó necesario en tantos años, además, como se dice que los índices son tolerables?... También se amenaza con llevar la industria a otro lugar; yo creo que ya sobran los triunfalismos, pues las corporaciones municipales se tienen que mirar mucho para autorizar estas industrias y, más con los precedentes que Asturias tiene en contaminación.

Pese a los aparatos que dicen que funcionan, poco valen, pues en toda la comarca está todo arruinado, las cosechas de frutas, fabes, fréjoles y un largo etcétera las rebajó en un 10 por ciento en años de lluvias, bien frecuentes en la provincia, con nubes rojas y nieblas la polución queda en un círculo de menos kilómetros y, este año, con la climatología que padece la región, se nos muere todo. El azufre, al mezclarse en la atmósfera es alcalino, provocando en las vacas abortos, diarreas y congestiones; la vegetación se arruina, los manzanos se secan, las nuevas plantaciones, así como injertos, se atrofian, y las enfermedades, al encontrarles faltos de defensas, los atacan de forma pertinaz.

Pienso que el director de la térmica practicará la recién estrenada democracia, tan de moda hoy, y convendría conmigo que seguro gana un buen sueldo, disfrutará de una confortable vivienda, medio de locomoción y vacaciones, como quisieran disfrutar todos los españoles, pero los ganaderos de esta comarca empiezan por no tener fruta para vender, especialmente manzana, para poder pagar las contribuciones y los impuestos municipales, además de otras necesidades; los abortos y otras enfermedades están muy por encima de los índices normales, dejando a un lado la salud pública después de trabajar con esmero las huertas, se encuentran con unas cosechas paupérrimas. Todo tiende a pudrirse sin completar su ciclo normal, las frutas aparecen con grietas después de las lluvias, se caen antes de tiempo y se pudren en la segunda quincena de julio, los árboles pierden buena cantidad de hojas, naturalmente que a la fuerza, pues la época sería octubre o noviembre.

Creo que más que diálogo lo que se practicó hasta ahora fue un monólogo, y es hora de responsabilizarse todos, industria y perjudicados, después de más de quince años decir estos últimos días que se pondrán aparatos correctores para paliar la pertinaz contaminación ya es rizar el rizo.

Yo invitaría al señor director a que visite mis parcelas y también le enseñaría las colindantes, pues aunque no entienda de agricultura no dejaría de ver lo anormal del caso.

Como caso curioso, cuando a las siete y veinte de cada mañana los locutores de Radio Nacional de España en Asturias dan las temperaturas y demás datos de la provincia a través de la emisora central, varias veces al año equivocan la niebla con el «colchón» que pone la térmica sobre la capital, sobre todo cuando disfrutamos de anticiclón.

En lo que ya nadie se equivoca es que amplias zonas de Asturias las estamos arruinando, escasean los productos de la región y los precios, especialmente de la fruta, alcanzan cifras de satélites en órbita; si no ponemos coto a tanto desmán, en pocos años más nos lucirá el pelo.

Nada más, un afectuoso saludo.