El "Te quiero, te quiero" que en su día popularizó Nino Bravo supuso ayer en la plaza de El Bibio toda una declaración de intenciones para Diego El Cigala (Madrid, 1968), que claro está le puso la dosis flamenca correspondiente a la canción de saludo. "Qué alegría volver a veros, os pido a Dios que os dé mucha salud. Gracias por estar aquí esta noche", compartió con el público que arropó al cantaor flamenco en su regreso a Gijón y dentro del festival Metrópoli. La distancia de seguridad, las mascarillas y el resto de medidas anticovid volvieron a funcionar a la perfección para disfrutar de los boleros y la personal voz del célebre y particular artista, que nada más salir a escena recibió la primera fuerte ovación del público. Más de 300 personas se dieron cita en una noche agradable en el coso gijonés.
Ramón Jiménez Salazar, como así bautizaron al artista gitano popularmente como Diego El Cigala, se arrancó por boleros en su ameno y personal recital, para el que contó con la compañía de un pianista -fue el encargado de ir animando al público hasta la entrada del gitano- mientras él hacía las labores de percusión. "Amar y vivir" y "Un compromiso" fueron los dos regalos musicales que brindó al público en los primeros compases de la faena. Su voz habitual y característica atinó con el tono durante todo el concierto, para alegría de los parroquianos, repartidos en el ruedo de dos en dos para cumplir con las normas sanitarias, una de las prioridades en el festival de Metrópoli.
El concierto reposado, tanto por su personalidad como por las propias circunstancias que lo imponen, sirvió para el disfrute general durante hora y media, especialmente y muy aplaudida cuando emuló al gran Camarón de la Isla al arrancarse con "La nana del caballo grande". Ya lo dijo El Cigala en su entrevista en LA NUEVA ESPAÑA: "Quiero transmitir emoción, que el público se conmueva con la música después de lo que hemos pasado". El cantaor gitano cumplió con lo prometido a juzgar por la cariñosa ovación que Gijón le tributó ayer al ritmo del flamenco y los boleros.
