Se llama Emma Stone, es la chica de moda en Hollywood y ayer estuvo en Madrid presentando «Rumores y mentiras», una comedia adolescente en la que un falso rumor sobre la supuesta promiscuidad de la protagonista desencadena todo tipo de entuertos, que la llevan incluso a vender sexo ficticio a sus compañeros de instituto.

El director Will Gluck, fanático de las películas de los ochenta dirigidas por John Hughes, explicó que en cualquier caso la moraleja de la película es el «haz lo que quieras en la vida y no te preocupes para nada de lo que digan los demás».

Stone indicó que ella es también una gran seguidora de Hughes gracias a su padre, y recordó sus años de instituto: «No es que me entusiasmara, los días me parecían larguísimos, pero, eso sí, me gustaban mis amigos, algo con lo que cualquiera puede identificarse».

Acerca de los sufrimientos que muchos jóvenes experimentan en el instituto, la actriz les ha querido recordar que esos años al final «terminan», por lo que les ha aconsejado «que no se preocupen, que sólo son cuatro años, y no es como un trabajo en el que a lo mejor tienes que estar hasta el día de tu muerte».

Gluck explicó que la película, en la cual la protagonista se va hundiendo poco a poco por culpa de los rumores sobre ella, profundiza en ese «concepto americano de destruir al otro para sentirte tú bien». Añadió que intentó hacer una crítica de la sociedad estadounidense y «el instituto es un lugar ideal porque allí todos tratan de ser lo que no son». En lo que tiene que ver con la propagación de rumores en la época actual de la red social, Stone ha reconocido que «usaba mucho Facebook» hasta hace un par de meses, cuando decidió borrar su perfil «porque pasaba demasiado tiempo y ocupaba una parte importante» de su vida.

Asimismo, recalcó que le encanta hacer comedias y «es posible» que las busque sin darse cuenta precisamente por eso, aunque recordó que acaba de terminar hace dos semanas un drama que se llama «La ayuda», y que ahora se enfrentará a una nueva entrega de la saga «Spiderman». Se mostró entusiasmada sobre este último proyecto, pero no quiere pensar mucho en «el peso de la película» sino en su personaje, para que su «pieza encaje lo mejor posible» con el resto. «Si me paro a pensar en la magnitud me daría un ataque de ansiedad», bromeó.