Treinta y cuatro años después de empuñar una espada láser por última vez, el actor estadounidense Mark Hamill vuelve a hacerlo como el icónico Luke Skywalker en "Star Wars: Episodio VIII-Los últimos Jedi", la penúltima entrega de la saga intergaláctica más popular en la historia del cine. Hamill reconoció que fue el empuje de Carrie Fisher (princesa Leia/general Leia Organa) y Harrison Ford (Han Solo) lo que le hizo aceptar esta nueva propuesta y que "ni en un millón de años" hubiera pensado que iba a vestirse de nuevo de Skywalker: "¿Quién iba a pensar que había un plan de pensiones para los Jedi?", bromeó el intérprete, de 66 años.

"Tuve un inicio, un desarrollo y un final en 'Star Wars', y nuestra historia había terminado. A mí eso me parecía bien. De hecho, pensé que si se hacían más películas sería con nuevos personajes. Por eso me sorprendió tanto cuando me pidieron que regresara", manifestó Hamill.

"Recibí una llamada totalmente inesperada y me preguntaron si quería participar. ¡No me lo podía creer! No supe dar una respuesta en el momento, contrariamente a lo que hizo Carrie (Fisher), que dijo sin pensarlo: '¡Estoy dentro!'", contó Hamill.

"'Mark, ¿qué papeles hay ahora en Hollywood para mujeres mayores de 50 años?', me regañó Carrie cuando le dije que tenía que haber esperado un poco, puesto cara de póquer y, quizá, negociado más dinero", explicó. "¡Pero no era sólo eso, teníamos una responsabilidad enorme!", apuntó.