Europa impulsa una normativa para acabar con la "competencia desleal" a la sidra asturiana

Los productores industriales a base de concentrados tendrán que comercializar bajo otra denominación si sale adelante la propuesta en defensa de la elaboración tradicional de calidad

Europa impulsa una normativa para acabar con la "competencia desleal" a la sidra asturiana

Europa impulsa una normativa para acabar con la "competencia desleal" a la sidra asturiana / Miki López

José A. Ordóñez

José A. Ordóñez

La Comisión Europea (CE) impulsa una normativa de comercialización a nivel comunitario para acabar con la "competencia desleal" que, a su juicio, sufren sidras tradicionales como la asturiana por parte de grandes productores industriales que sacan al mercado con la misma denominación de sidra una serie de bebidas de "baja calidad y consumo masivo" a base de concentrados, mezclas y azucares añadidos. De acuerdo con el informe de la Comisión que ya manejan tanto el Parlamento como el Consejo de Europa, la iniciativa conllevaría que aquellos productos industriales que no cumplan unos estándares mínimos de calidad no sigan en el mercado bajo la denominación de sidra, garantizando así al consumidor una información adecuada sobre el producto y reforzando el carácter "auténtico" de la sidra elaborada de forma exclusiva con zumo fresco de manzana a partir de reglamentos exigentes en cuanto a materias primas, procesos o etiquetado. Es lo que sucede con la Denominación de Origen Protegida (DOP) Sidra de Asturias, que solo permite el uso de 76 variedades de manzanas autóctonas y sistemas de producción respetuosos con la tradición y controlados por el consejo.

La propuesta parte de la base de que en el mercado europeo conviven bajo el término sidra "una multitud de bebidas muy diversas fabricadas a partir de manzana, entre las que se cuentan tanto las elaboradas en su totalidad con zumos como los premezclados con azucares añadidos". Esta situación, señala la Comisión, "genera competencia desleal" entre los elaboradores, ya que "no todos los consumidores reconocen fácilmente las diferencias entre los productos que llevan la etiqueta de sidra". La ausencia de especificaciones de la Unión Europea (UE) aplicables a esta bebida y la disparidad de las reglamentaciones nacionales en la materia no hacen más que agravar este problema, por lo que la Comisión ha puesto sobre la mesa la necesidad de contar con una norma de comercialización de ámbito comunitario en la que consten los requisitos mínimos que debe cumplir una bebida para ser vendida como sidra. "Esto contribuiría a establecer la igualdad de condiciones entre los productores y a segmentar claramente el mercado, mejorar la información a los consumidores y aumentar la confianza en las bebidas y el valor del producto", sostiene la Comisión, que reconoce las consecuencias que esta medida podría tener en las grandes industrias de elaboración de sidras comerciales de consumo masivo a base de concentrados y mezclas. A este respecto, advierte de que "es posible que aumenten los costes de los productores que actualmente fabrican bebidas de baja calidad y que decidan seguir vendiéndolo con arreglo a la nueva normativa de la UE, aunque también tienen la posibilidad de comercializar con una denominación distinta a la de la sidra".

"Los fabricantes industriales que producen este tipo de bebidas suelen operar en varios mercados y fabricar varios tipo de productos, por lo que pueden adaptar su estrategia de comercialización para evitar pérdidas", añade el informe elaborado por la Comisión para argumentar su propuesta de normativa sidrera.

Valor añadido

Entre los grandes objetivos de la iniciativa que resultarían beneficiosos y hasta un valor añadido para el sector asturiano figura la consecución de una correcta identificación de los productos, incluyendo una división clara de las sidras tradicionales elaboradas bajo estrictos criterios de calidad frente a aquellas producciones industriales que de sidra tienen poco más que el nombre. Además, la normativa comunitaria también supondría un impulso al uso de manzanas autóctonas, así como a la generación de empleo en el sector, ya que la elaboración tradicional es más relevante que la industrial desde el punto de vista del empleo a nivel europeo. Otro aspecto relevante de la iniciativa es que se alinea con la estrategia comunitaria "De la granja a la mesa", en defensa de los productos de cercanía y para promover un consumo con "conocimiento de causa" de las bebidas alcohólicas.

La Comisión Europea cita en su comunicación al Parlamento y al Consejo el caso de Quebec (Canadá), donde, en 1970, cuando se reintrodujo la sidra después de varios años de prohibición, la producción industrial experimentó un vertiginoso crecimiento, colocando en una situación comprometida a los elaboradores tradicionales. La proliferación de bebidas producidas de forma masiva, con bajos costes y muy escasa calidad acabó por generar problemas de salud y obligó a las autoridades a introducir exigentes medidas para atajar la preocupante situación. A partir de ahí, y con la introducción de obligaciones tales como el uso de, al menos, un ochenta por ciento de manzanas autóctonas en los procesos de elaboración, la calidad y el prestigio de la bebida han ido en aumento. La sidra tradicional de Quebec, y no solo la de hielo, es reconocida internacionalmente por sus grandes cualidades.

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